Mestalla grita "Lim go home" sin vaciado

El estadio no se vació como en la protesta multitudinaria de mayo de 2022, pero registró la peor entrada de la temporada con alrededor de 30.000 espectadores

Protestas de aficionados a las afueras de Mestalla

Protestas de aficionados a las afueras de Mestalla / SD

Andrés García

Andrés García

No hubo vaciado, pero no hizo falta. El valencianismo alzó la voz para clamar contra Peter Lim y mandar un grito de auxilio al mundo. Miles de aficionados decidieron quedarse en la Avenida de Suecia durante el partido contra el Girona para protestar contra la gestión de Meriton y pedir la salida del máximo accionista a grito de «¡Peter, vete ya!». El estadio no se quedó prácticamente vacío como en la convocatoria de mayo de 2022 que acabó con la salida de Anil Murthy como presidente del Valencia, pero registró la peor entrada de la temporada con alrededor de 30.000 espectadores. Siempre se había superado la barrera de los 40.000 esta temporada. El dato oficial que ofreció el club fue de 36.138 personas, aunque se trata de una cifra ficticia porque muchos de los valencianistas que decidieron quedarse fuera de Mestalla pasaron su pase por los tornos para beneficiarse de los descuentos del club en los abonos de la próxima temporada. Pura estrategia contra los precios abusivos de Champions de Meriton.

El llamamiento de Libertad VCF no tuvo el mismo impacto que el vaciado de mayo de 2022 contra el Celta de Vigo, pero la fotografía de la Avenida de Suecia llena de valencianistas en pleno partido de Liga volvió a dar la vuelta al mundo y demostró una vez más el hastío de una afición que ya no puede más y que lucha angustiosamente como puede por la supervivencia de su club. «¡El partido se está jugando fuera!», cantaban desde la calle. El grito contra Lim fue unánime. También de los aficionados que ejercieron su derecho a entrar al estadio y protestaron desde dentro. Esta vez, no hubo sensación de vacío como contra el Celta. Entonces solo fueron los 19.949 registrado según los datos oficiales del club. El único vacío en el estadio que recordaba que estábamos ante un día especial se produjo en la grada de animación. La ausencia en el fondo de los más jóvenes provocó un ambiente enrarecido que lamentó Rubén Baraja después del partido.

Las gradas, a diferencia del vaciado de hace dos años, estuvieron más pobladas. Sobre todo en la zona de tribuna. Eso sí, acudió mucha gente no habitual procedente de colegios, turismo, el asiento libre y las escuelas de fútbol conveniadas. La prueba, además de las imágenes, es cómo se celebró el 1-3 de penalti de Pepelu con todo perdido en una atmósfera que recordaba más al Trofeo Taronja que a un partido oficial de LaLiga.

Fuera como fuera, el valencianismo volvió a levantar la voz contra la propiedad. La afición, que recibió al Pipo y sus jugadores con aplausos, se dejó ver muy pronto en la Avenida de Suecia con pancartas de protesta contra Lim. Una de veinte metros encabezaba la concentracion: «Os sacaremos de nuestro club». Miles de valencianistas se unieron a la llamada de Libertad con pancartas dirigidas a Peter Lim, Meriton, las autoridades y al banco: «Lim go home», «Ni olvido ni perdón» dirigido , «El sentimente està fora, el negoci es queda dins», «No al convenio», «Layhoon mentirosa», «Caixabank soluciones, el Valencia se muere», «Catalá y Mazón: ni fichas, ni ATE, ni convenio. Respetad a la afición», «Al Valencia venim a servir i no servir-nos-en» y hasta una en inglés: «Peter Lim está matando un sentimiento, una pasión. Peter Lim nos está matando a nosotros. Lim, sal de aquí ahora». Lo mismo pasó con los cánticos. Hubo para todos: Peter Lim, Layhoon Chan, Javier Solís, Miguel Ángel Corona, Jorge Mendes y Amadeo Salvo. «¡Esta directiva no nos representa!», retumbaba la calle.

Lo peor fue la división que se vivió entre los aficionados que se quedaron fuera y los que decidieron entrar. Desde un sector de los manifestantes se recriminó la decisión de los últimos a grito de «¡Esta camiseta no la merecéis!» y «¡No van a salir!». Tampoco ayudó el comportamiento de los de arriba con algunas mofas desde los balcones de Mestalla. La tensión fue a más cuando un número importante de aficionados empezaron a marcharse del campo a partir del 0-2 en contra. Una actitud que recriminaron los de fuera y que obligó a la policía a intervenir dejando imágenes desagradables de cargas, estampidas y una calle dividida entre la gente que entró al estadio y la que no. Sin duda, el peor final posible.