Entrevista

Rafa Benítez: "Mi Valencia hoy le competiría la Liga a cualquiera"

El técnico rememora el doblete: "En otros equipos que he estado se consideraba que perder era casi normal, en nuestro Valencia no era así"

Rafa Benítez en el banquillo de Mestalla en un Valencia - Celta de esta temporada

Rafa Benítez en el banquillo de Mestalla en un Valencia - Celta de esta temporada / JM LÓPEZ

Vicent Chilet

Vicent Chilet

¿Echando la vista atrás, cuál es la primera imagen que te viene a la mente de aquel feliz 2004, cómo ha envejecido el recuerdo de aquella gesta?

Sinceramente, me acuerdo de algunas personas llorando de alegría en la vuelta que dimos por la ciudad. Luego, evidentemente, te acuerdas de momentos, de partidos o conversaciones, pero lo primero, la emoción que se reflejaba en muchas caras de aficionados.

¿Habéis tenido oportunidad de reuniros todos alguna vez y rememorar la gesta? El Atleti del doblete queda a comer.

Creo que se han dado circunstancias diferentes. En mi caso estuve seis años en Liverpool y los jugadores fueron saliendo poco a poco. Inicialmente, mi relación con la directiva no era la mejor y la distancia tampoco ayudaba. Creo que en la actualidad, muchos de esos jugadores se ven con frecuencia y eso es lo más importante.

¿Cómo era el Valencia de 2004? Se respiraba mucha personalidad en cada estamento del club, a veces hasta con fricciones, fruto de esa ambición.

Los equipos competitivos y ganadores suelen tener gente con personalidad, gente de carácter ganador y ganar no es nada fácil, por eso las tensiones son mayores, porque el nivel de exigencia es mayor. En otros equipos que he estado había gente que consideraba que perder era casi normal, en nuestro Valencia no era así.

La Liga de 2004 tiene el mérito añadido de volver a ganar tras una temporada complicada, la 2002-03, con aquel «nos quedan dos meses de aguantarnos» y la exigencia y el desgaste de la defensa del título. Casi con la misma plantilla, ¿qué teclas tocaste en aquella pretemporada en Nyon?

Una vez más la idea era conseguir la unión del grupo, que todos entendiéramos que estábamos cerca de un objetivo y había que darle prioridad al grupo, no a los intereses particulares. Por eso quería apelar al orgullo de los jugadores, de todos, para que unidos pudiésemos conseguir el objetivo.

Hay un amistoso ese verano que alimenta la convicción. Aquel 0-2 en Liverpool. Era solo un amistoso, pero salió un partido redondo. Recuerdo de forma nítida tu frase allí en Anfield: «Este equipo me recuerda al que fue campeón». Viste claro el regreso.

No recordaba la frase, pero debo decir, con la perspectiva desde el otro lado, que los jugadores del Liverpool me decían luego que vaya equipo que teníamos. Les habíamos ganado en Champions y en ese amistoso y recuerdo que me decían que no nos habían ni tirado a puerta. Ese era el nivel de solidez de ese Valencia.

Rafa Benítez durante un entrenamiento en Paterna en 2002 con Rufete, Vicente y Angulo

Rafa Benítez durante un entrenamiento en Paterna en 2002 con Rufete, Vicente y Angulo / ARCHIVO SD

A diferencia de aquellos empates de la primera vuelta en la 2001-2002, el equipo empieza esta vez como un tiro. Gana seguido en el Calderón, al Madrid en Mestalla y en el Nou Camp. Desde la jornada 5, ya será mínimo tercero en la tabla.

Las bases estaban ahí y el éxito te da confianza y seguridad en lo que haces, por eso creo que con cada victoria el equipo se sentía más fuerte y más convencido de hasta dónde podía llegar. 

Varios jugadores me comentan que les hacías partícipes de tus charlas tácticas, generando debate, obligándoles a pensar como entrenadores. Y que esa interiorización de conceptos hizo de tu Valencia una maquinaria táctica casi invencible.

Siempre he mantenido que ‘mis equipos’ terminan mejor las temporadas, no es una regla fija, pero sí tiene sentido por lo que dices. Intentamos que los jugadores aprendan, mejoren desde el conocimiento y la convicción en lo que hacen, por eso les pones en aprietos, les preguntas, para que ellos interioricen las respuestas. No se trataba de imponer, sino de convencer y creer.

Esa sensación de equipo infranqueable la expresó Luis Aragonés, tras un 5-1, con cuatro goles en la segunda parte. Tras el partido dijo textualmente: «Era imposible hacer nada, enfrente teníamos un equipo perfecto».

Viniendo de un entrenador tan bueno como Luis Aragonés significaba mucho para nosotros, para mi cuerpo técnico que siempre estaban atentos a los detalles. Insisto en lo que decía antes, el éxito te estimula, te hace más perfeccionista y ambicioso y en nuestro grupo se iba imponiendo esa manera de pensar.

Con rivales muy marcados por las individualidades; Zidane, Figo, Ronaldo, Roberto Carlos y Beckham en el Madrid y el Barça de Ronaldinho; la grandeza del Valencia estaba en su poder colectivo. E influyó en la evolución del fútbol de la época, junto al Oporto de Mourinho.

Evidentemente ante rivales con jugadores de tanta calidad, sólo puedes competir con jugadores de nivel similar o con la fuerza del grupo. Nosotros teníamos buenos jugadores, competitivos, trabajadores, convencidos y se dieron cuenta, tal vez con las rotaciones, de que podíamos competir con cualquiera independientemente de quién estuviera en el campo. Iban creyendo cada vez más los unos en los otros.

Entre ese bloque, despuntó como goleador Mista, que costó que se quedase en el equipo. Y fue el año de la eclosión de Vicente, posiblemente, como el mejor extremo zurdo de Europa.

Mista estuvo conmigo en el Tenerife y sabíamos de su potencial, pero su trabajo y calidad no habrían brillado tanto sin los extremos que teníamos, los detalles de calidad de Aimar por detrás suyo…siempre es mérito de todo el equipo. Y sobre Vicente, sí, estoy de acuerdo en que iba creciendo día a día, era muy completo y se convirtió en uno de los mejores extremos del mundo.

Hubo sólo un pequeño bajón, tras el famoso (no) penalti de Marchena a Raúl en el Bernabéu, que impide la victoria. Luego se pierde en Mestalla ante el Barça y contra el Espanyol en una gran nevada. Y a partir de ahí otra vez disparados. ¿Cómo gestionaste aquel momento de tanto ruido y crispación?

Tú lo has dicho, ruido, y ahora es aún peor con las redes sociales, hay mucho más ruido y crispación alrededor de todo lo que hacemos, pero creo que nosotros teníamos una metodología, una manera de actuar basada en la confianza en nuestro trabajo. Me gusta oír a esos jugadores hablando de confianza, convicción, seguridad, eso es lo que teníamos en el grupo y con eso, los resultados llegan.

La leyenda dice que colgaste en el vestuario un artículo en Levante-EMV del escritor Rafa Lahuerta como técnica de motivación.

No tengo tanta memoria, pero sí he leído algunos artículos de Rafa Lahuerta y me gustan, así que es posible que fuese así.

En aquellas fechas, la implicación personal del presidente Jaume Ortí fue también decisiva ¿Cómo recuerdas su figura, futbolística y humana?

Con mucho cariño, Jaime era cercano, amaba Valencia y al Valencia, siempre intentaba ser positivo, incluso cuando las cosas no salían bien. Aquí, si me lo permites, me gustaría recordar a todos los demás dirigentes y técnicos que estuvieron aportando su granito de arena junto a nosotros. No puedo nombrarlos a todos, pero es justo recordarlos.

En la UEFA, salvo una derrota en Turquía que coincidió con un día aciago como el 11-M, el avance fue muy firme y con muchas rotaciones. La roja a Barthez en la final contra el Marsella interviene, pero el equipo tenía mucha convicción.

Me acuerdo de ese partido, fue una jornada muy complicada por todo lo que estaba pasando y el partido fue uno de esos en los que el rival no te permite hacer nada bien. Pero, como bien dices, hicimos muy buena competición, con todos los jugadores muy involucrados y conseguimos muchas victorias. En la final, esa acción hizo que se nos pusiera de cara, pero ya habíamos entrado bien al partido y con la mentalidad y la convicción de ganar. Recuerdo que íbamos al campo y nos decían que muchos aficionados del Valencia no habían podido salir porque no había suficientes ‘slots’ para todos los vuelos que estaban en Valencia. Una pena, pero al menos les dimos la alegría y conseguimos otro título para todos ellos.

El Valencia de 2004 fue uno de los últimos casos de alternativa que se alzó con el título. Cada vez los casos son más escasos. El Atlético, el Leicester, el Leverkusen de Xabi. ¿Tu Valencia hoy competiría por ligas?

Sin lugar a duda, ese Valencia tenía todos los ingredientes para disputarle la liga a cualquiera. Nuestra fuerza estaba en el grupo, con jugadores de calidad el equilibrio en el campo, la entrega de todos, y además, nos hicimos cada vez más fuertes con la ayuda de la afición, con una ciudad unida apoyando al equipo, con un Mestalla que empujaba a los jugadores. Claro que son ingredientes para competir con cualquiera por cualquier título. Por supuesto.

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