Dos años y a jugar. «Es la noticia perfecta. Y si ya estuviera acabado, mejor». La frase de Luis Bello refleja el ánimo con el que amanecen los vecinos del Nuevo Mestalla, después de que el Valencia comunicara un acuerdo con Bankia que permitirá reemprender las obras dentro de unos meses para que el estadio esté listo en 2014.

A pesar de que en el vecindario el escepticismo se ha hecho fuerte en este tiempo sin obras, el comunicado emitido por el club devuelve buena parte de la esperanza perdida. En 2007, tras el pistoletazo de salida, un buen número de pequeños empresarios compraron locales próximos con la previsión de que la demanda se iba a multiplicar. En cambio, el frenazo de febrero de 2009 significó un golpe mortal para varios comercios que, acuciados por los gastos y la crisis, han acabado cerrando.

«Algunos negocios, con la incertidumbre de no saber para cuándo estaría el campo, fueron echando el cierre. A una amiga mía, propietaria del ´Amunt!´, se la comieron los pagos y cerró», explica José Antonio. Este parado de 36 años confía en que el nuevo estadio «ayude a las personas»: «Ojalá que personas como yo, que estamos en el paro, podamos emplearnos en una zona que en lo económico tiene que ir animándose€ Con el estadio funcionando aumentará la afluencia a comercios, hoteles y demás tiendas».

Mientras unos no pudieron mantenerse, otros propietarios han «aguantado» a duras penas en locales donde casi siempre el número de mesas vacías es mayor al de comensales. Algunos, como en el ´Racó futboler´, reciben con desgana a la prensa y prefieren no pronunciarse sobre expectativas de futuro. Hay también quienes apostaron en tiempos de vacas flacas y hoy son «más optimistas». Es el caso de ´Don Jamón´, que se trasladó a Doctor Nicasio Benlloch, enfrente del nuevo estadio, cuando la obra estaba paralizada. «Aquí se crearon negocios con la idea de responder a una demanda grande, sobre todo en días de partido. Saber que ya hay fecha para el estadio es un estímulo para los alrededores, volverá a moverse la actividad hostelera y otros servicios. Harán falta cocineros, camareros, vendedores, etc.», apunta Juan Carlos Martínez, empresario de ´Don Jamón´.

Sin embargo, la repercusión esperada irá más allá. Entre los deseos vecinales está que el barrio, «algo abandonado», gane en seguridad e iluminación, o el hecho de que «la zona se revalorice» y aparezcan compradores para los pisos de los que cuelga el cartel de ´Se vende´. La historia de Luis sirve como ejemplo. «Con el estadio en marcha, mi madre ya podría haber subido el precio. Un piso bueno, de 120 metros, pero con la crisis es muy complicado€ Necesitamos venderlo, yo estoy pagando el coche, el piso y ahora llevo un par de meses de baja», se sincera este acérrimo seguidor valencianista, que disfruta fotografiando con su móvil la futura casa de su equipo.

Vicente, socio del Valencia, considera que «la vida que traerá consigo el Nuevo Mestalla» mejorará una zona «no demasiado buena». Incluso, se atreve a vaticinar que su situación en Las Cortes Valencianas acercará más aficionados de los pueblos. «Lo estábamos comentando aquí, va a coger muy cerca a aficionados de Bétera o Paterna, que evitarán el lío de tener que ir al centro de la ciudad», dice desde el interior del bar ´Lo rat penat´.

La posibilidad real de ver al Valencia «al ladito de casa» en dos años «ilusiona» a los vecinos. «Podremos llenar las 74.000 butacas, somos una gran afición», «menudo ambientazo se montará con la Champions»€ Las palabras de Rebeca, Luis o Sergio son una muestra del sentir general. No obstante, el «jaleo» de la obra inacabada «ha molestado», según dice Pilar, y, como la joven Yadira, existe una minoría que piensa que «el barrio se congestionará en exceso» a partir de 2014.

Para la alcaldesa, gran noticia

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, calificó el anuncio de reanudar en breve las obras de «gran noticia» porque supone «una rueda de dinamismo para la ciudad». «Me produce satisfacción y esperanza no sólo por el VCF, sino por el impulso que implica para emerger con protagonismo», apuntó. Además, Barberá recordó «la máxima modernidad del campo para acoger grandes acontecimientos» y subraya que cuando el Nuevo Mestalla esté en funcionamiento se volverá a «mover» para albergar una final de Champions. Por último, la alcaldesa avanzó que la cubierta tendrá el mismo diseño, pero que se cambiará el material.