En mayo de 2008, Unai Emery firmó un contrato por dos temporadas con el Valencia. Desde entonces, ha dirigido 199 partidos oficiales en los que consiguió 99 victorias, lo que convierte este Valencia-Sevilla en el partido en que el técnico cumple su partido 200 y tiene la posibilidad de lograr su triunfo número 100. Es una efemérides que pocos entrenadores pueden decir que han llegado a vivir en el banquillo de Mestalla, tantos como dos, Jacinto Quincoces entre los años 40 y 50, más tarde Alfredo Di Stéfano en tres etapas distintas. Llega, además, en un momento en que vuelve a estar presente alrededor del Valencia CF la idea de un cambio de ciclo.

Ese 50 por ciento de victorias le situa entre los técnicos con mejores registros en la historia del Valencia. Un mal comienzo de 2012, con sólo seis victorias en los últimos 15 partidos, ha impedido que los alcance con un registro incluso mejor. Ha sido, por tanto, un entrenador fiable en la carrera de fondo. En una etapa difícil, ha dado al equipo un equilibrio en la Liga que le ha permitido disputar dos años seguidos la Liga de Campeones. Ello le ha permitido el honor de ser el tercer entrenador con más partidos en la historia del Valencia y acabará la temporada siendo el segundo, después de Di Stéfano. Es, también, el primer entrenador que ha tenido ocasión de dirigir a este equipo en 200 partidos sin haber logrado un título y sin haber disputado una final, ¿lo será también a final de su cuarta temporada?

Son muchos los hechos que marcan la trayectoria de Unai en estos 199 partidos. No pudo tener mejor carta de presentación. Debutó con una victoria ante el Real Madrid en la Supercopa de España, curiosa tarjeta de presentación para un entrenador al que con el tiempo se le cuestionaron —y se le cuestionan— sus pobres registros ante los dos grandes. Más allá de que acabó perdiendo aquel primer título en el partido de vuelta, ante un Real Madrid con nueve jugadores, pesa en su debe el hecho de que en estos cuatro años su equipo no sumó un solo punto en el Camp Nou ni en el Santiago Bernabéu, donde al menos le queda unaúltima oportunidad dentro del algunas semanas.

Aunque vino a coger las riendas de un equipo en rebajas, aceptando la venta de las grandes figuras, al final acabó dirigiendo un equipo en el que tenía a jugadores como Villa, Silva o Joaquín. Aún así, el camino no fue fácil. En su primera temporada el club vivió momentos extremadamente delicados. Durante la presidencia de Vicente Soriano, la plantilla llegó a estar varios meses si cobrar, lo que coincidió con su peor racha en el banquillo del Valencia: ocho partidos sin ganar.

Emery clasificó al equipo en sexta posición en su primer año, dos veces tercero y en su cuarta temporada sigue el mismo camino que las dos anteriores. Excepto en momentos muy concretos, el equipo no demostró estar en disposición de aspirar a algo más en la Liga. Pero si algo se le ha censurado de manera especial en todo este tiempo es la gestión de las eliminatorias a cara o cruz, que le impidieron progresar en la Copa y en las competiciones europeas. Algunas, como la eliminatoria de Copa perdida hace un año en Villarreal, fueron estrepitosas. Si alguna tuvo atenuante, esa fue la de cuartos de final de la Euroliga con el Atlético de Madrid, donde un escandaloso penalti a Zigic en el último minuto que no pitó Florian Meyer nos privó de una espectacular semifinal frente al Liverpool de Rafa Benítez.

La noche del Schalke

Su gran oportunidad perdida fue no haber superado aquella eliminatoria de octavos de final de la Champions League frente al Schalke de Raúl. Más recientemente, la semifinal de la Copa ante el Barcelona, cuando más cerca estuvo de pelear por su primer título con el Valencia con excepción de la Supercopa. ¿Su mejor partido? Quizá un Valencia-Barcelona en su primera temporada, cuando el conjunto azulgrana salió vivo de Mestalla gracias a un afortunado gol de Henry que supuso el empate a dos. O, cómo no, la ´manita´ al Villarreal en Mestalla de la pasada temporada. Sus victorias más amplias fueron en la Liga de Campeones, el reciente 7-0 al Genk y la goleada del año pasado al Bursaspor por 6-1, mientras que las derrotas más dolorosas fueron el 3-6 del Real Madrid y el último 5-1 en Barcelona. Por cierto, el resultado más repetido en esos 199 partidos es el empate a un gol, que se dio en 25 ocasiones.