A lo largo de la semana el Valencia CF ha dibujado el partido de esta tarde frente a la SD Eibar (Mestalla, 18:30) con tintes de «final». Desde el empate en Balaídos, el aficionado valencianista ha ido anotando el 29 de abril en el calendario como un domingo doblemente festivo, el día del regreso a la Liga de Campeones. El lugar correspondiente al tercer club español con más participaciones en la competición más importante de Europa desde que, por primera vez, en 1999 pudieron acceder cuatro equipos de la Liga. La victoria contra el rival vasco significaría la consecución matemática de la cuarta plaza, certificar a falta de tres jornadas la vuelta a la élite del fútbol, y no tener ya que esperar un pinchazo del Betis en su duelo del lunes con el descendido Málaga. Por todo ello, Marcelino y los futbolistas se han conjurado para brindar el objetivo a los aficionados en su casa de Mestalla. La Champions es un medio necesario para la entidad en los planos deportivo y económico, y un bien preciado que los valencianistas quieren disfrutar desde hoy proyectando sus sueños hacia el próximo curso.

Desde que jugó la Copa Latina en 1953 y una década después participó con éxito en las Copas de Ferias, el club sumará en septiembre su 47ª participación en una competición europa. Precisamente, diez fueron en la Champions League y una, en 1972, en la extinta Copa de Europa. Incluso, en los 2000 y 2001 el Valencia rozó el título de 'La Orejona' llegando a las finales de París y Milán. Sin embargo, cuando hace un año Marcelino cogió las riendas deportivas del proyecto de Lim los precedentes eran totalmente diferentes. El valencianismo estaba deprimido con un equipo que encadenó dos temporadas lejos de Europa y enfilaba una década sin títulos. Un año después los éxitos de Marcelino y los jugadores radican en un cambio completo de tendencia, devolviendo al club a una posición acorde a su noble historia, y en como han logrado que los seguidores recobren el optimismo. Un dato sirve para resumir el valor del trabajo que hoy el Valencia 17/18 busca redondear con el sobresaliente de la Champions. El conjunto entrenado por el asturiano ha abortado un tercer año sin pasar por Europa, algo que no ha sucedido desde el descenso a Segunda en 1986.

La presencia en la próxima edición de la Liga de Campeones -es decir, entre la élite deportiva y económica del fútbol europeo- se antoja un paso esencial en el complejo objetivo de mantener el cartel de grande en tiempos en que se amplían las diferencias económicas entre clubes y el Valencia perdió una media anual de 30 millones apartado de la Champions. El calificativo de «final» está justificado. La plantilla está concienciada para que el asunto no se extienda más tras tres jornadas sin sumar tres puntos. Como el jueves dijo el capitán, Dani Parejo, «el destino ha dicho que sea en casa con la afición delante».

El valencianismo se merece un día de fiesta y, sobre todo, esperanzarse con un futuro mejor. Para poder regalárselo hoy a un Mestalla entregado y cerca del lleno Marcelino apostará por el once de gala con la única baja del sancionado Garay El Eibar obliga a poner los cinco sentidos. Los de Mendilibar son uno de los pocos bloques que han ganado esta temporada a los blanquinegros y aún apuran sus opciones de alcanzar la séptima plaza e ir a la Europa League. La insistencia por comprar a Fabián Orellana esta semana y pueda jugar prueba que el Eibar se lo toma muy en serio.