Al quinto partido, Jeison Murillo volvió a aparecer en el once. Fueron sus primeros minutos de la temporada en un contexto complejo, en una jornada tremenda de Liga de Campeones, ante uno de los equipos punteros de Europa. Sus números fueron buenos, de hecho, terminó entre los mejores de la primera parte, en la que fue el otro gran protagonista de la jugada de la que todo el mundo habla, la que supuso la roja directa y la expulsión de Cristiano Ronaldo.

Mucho se ha hablado de lo implacable que pudo ser el árbitro con Cristiano y poco de que Felix Brych estuvo realmente riguroso castigando su marca a Bonucci en un saque de esquinaFelix Brych. Esa falta le castigó. Más luces que sombras, pese a todo. La sensación fue clara: Murillo al cien por cien tiene que ser un central importante en este equipo; está entre los dos mejores de la plantilla. Con Ezequiel Garay lesionado de la rodilla, prescindir del colombiano es un lujo que no se puede permitir Marcelino. Murillo -si quiere- puede ser más que Gabriel Paulista y está mucho más hecho que Mouctar Diakhaby. La oportunidad que le brindó Marcelino no dejó lugar a las dudas.

El cuerpo técnico siempre lo ha dejado claro: Murillo estaba fuera por una decisión técnica, cuestión de estado de forma y méritos. El choque ante la Juve no dejó lugar para las dudas. Murillo es un jugador en el que merece la pena invertir, que necesita confianza y partidos para recuperar el punto que le llevó a brillar durante la primera parte de la temporada pasada. Fuerza, velocidad para el cruce... una de las cuestiones que le penaliza es su exceso de confianza. Sólo dos fallos en el pase, cuatro duelos aéreos ganados, tres despejes, cinco balones recuperados y tres interceptaciones. Ante la Juve fue el mejor defensa del Valencia.

Brecha en la banda derecha

La Juventus volcó el 60% de sus ataques por la banda derecha. Primero, por el impacto de Cristiano en ese sector, también por el recorrido de Alex Sandro y -sobre todo- por la acción de Federico Bernardeschi. Los italianos rompieron el partido desde el punto de penalti, pero acumularon ocasiones muy claras en el primer tramo del partido. Fue un goteo constante y casi todo llegó a través de centros desde el sector izquierdo, la zona defendida por Rúben Vezo. Bernardeschi encontró espacio para romper y centrar, estuvo en todas partes y firmó uno de sus mejores encuentros como jugador de la Juve. El atacante, ex de la Fiorentina, volvió a dejar huella. Como hace dos años en un Trofeo Naranja, cuando marcó un golazo de impresión.

Marcelino dejó a Cristiano Piccini en el banquillo. El lateral que llegó para dar un salto de calidad en la posición se quedó fuera en una cita marcada. Una decisión natural atendiendo a los minutos jugados y al calendario próximo. En cuatro días habrá que competir al máximo en La Cerámica. Vezo, central reconvertido, no despejó las dudas en la posición. Era un partido para sufrir y sufrió, como venía haciendo el italiano. Marcelino debe tomar decisiones y aplicar confianza. El equipo necesita seguridad y certezas, cerrar las vías de agua que se multiplican.