«Tengo mucha felicidad, mucha alegría... Son todo sensaciones buenas». Entre esta frase que pronunció Rodrigo Moreno la temporada pasada y su situación actual hay un mundo. El delantero está inmerso en una espiral de negatividad. Su cara en el momento que saltó al césped de Mestalla en el partido ante el United era un poema y reflejaba un estado de ánimo angustiado. La confianza por parte de sus compañeros y el cuerpo técnico del Valencia CF es total en torno al delantero hispano brasileño y en Paterna destacan la importancia de recuperar su mejor versión. La temporada pasada, a las órdenes de Marcelino, fulminó reticencias y demostró que es un jugador capaz de hacer la diferencia, no solo por su capacidad de acierto -sus 19 goles valieron como billete para el Mundial de Rusia y lo han colocado en la 'pole position' para comenzar una nueva era en la Roja con Luis Enrique- sino también por su enorme impacto en el juego colectivo del equipo, donde aparecía como un gran agitador en la zona intermedia del ataque. Su temporada actual, sin embargo, se resuelve en la paleta de grises. En la Ciudad Deportiva están preocupados con el delantero.

El jugador no tiene la alegría que le ha caracterizado en otros momentos, no lo está pasando bien. Necesita volver a sonreír y quitarse un peso de encima. Arrastra casi cuatro meses sin ver portería, una condena que ya va por 116 días y 20 partidos en los que no ha encontrado la medicina del gol, un estímulo incomparable para cualquier delantero. El lenguaje gestual de Rodrigo habla por sí mismo. Está en números de sus dos primeras temporadas con el Valencia CF: en ninguna de las dos -la segunda sufrió una lesión que lo tuvo fuera de combate dos meses- superó el gol en los primeros cuatro meses de competición. Alicaído, gris, obcecado... Días antes de su cara de pocos amigos contra el United el jugador sorprendía a sus compañeros marchándose de un entrenamiento de malas maneras, a balonazo limpio, y no es la primera vez que escenifica su frustración. Nada más finalizar el partido contra el Celta de Vigo, en el mes de septiembre, el delantero entró en el vestuario de Mestalla pegando golpes en puertas y en paredes, según informó en su momento Deportes Cope Valencia, un episodio que propició un toque de atención del técnico con la intervención del resto de capitanes.

La vuelta de Mina y su impacto en la mecanización fomentó una mejoría pero justo después de un partido contra el Rayo Vallecano en el que dio muestras de haber recuperado la chispa con dos asistencias sufría un revés en forma de problemas físicos -tuvo que retirarse al descanso del partido en Turín contra la Juve y se perdió la visita al Madrid en el Bernabéu- que cortaban esa continuidad en el rendimiento. Contra el Sevilla y el United su papel tuvo una relevancia menor. La clave de ese estado de ánimo, según los que mejor lo conocen, está en su manera de auto exigirse. El '19' no lo esconde, de hecho admitía recientemente que cuando no le salen las cosas es «insoportable». Se pone el listón muy alto y cuando no rinde por encima de ese listón se frustra. En lugar de digerirlo lo acumula en la mochila. Esa realidad, de forma repetida y prolongada en el tiempo, da como resultado la fotografía actual de Rodrigo, luchando consigo mismo para sacar su mejor versión, elevarse sobre el mal momento del equipo y empezar a hacer números para contrarrestar el estado de inspiración de otros goleadores nacionales como es el caso de Iago Aspas, un factor que contribuye a este proceso.

Su caso no es comparable al de jugadores que rozan la indolencia y sus enfados no son con sus compañeros, ni siquiera con el entrenador. Son consigo mismo y en el Valencia CF lo saben. En la selección cuando no marca le ocurre lo mismo. Marcelino, empeñado en recuperarlo, trataba de quitarle hierro al asunto y subrayaba públicamente el valor de su contribución más allá del gol en unas declaraciones estratégicas que tenían mucho que ver con lo psicológico. «Confiamos absolutamente en Rodrigo. Creemos en su talento, en su actitud, es cuestión de que el gol entre. A él eso le va a servir de aumentar su confianza, su determinación, improvisación... Rodrigo es importante para este Valencia CF sin gol. Participa en acciones intermedias, es buen pasador... Otras acciones que al Valencia le son de gran utilidad. Es normal que a un delantero le falte el gol. Lo va a conseguir», explicó el asturiano. El delantero intenta focalizarse en el trabajo diario, la perseverancia y la autocrítica. Como dijo tras una derrota del Valencia CF esta temporada: «Nunca he solucionado mis problemas llorando».