El Valencia CF llega al encuentro contra el Huesca, colista de LaLiga, en situación de máxima necesidad, consciente de que la victoria, innegociable, arregla poco mientras que una derrota o un empate podría tener un efecto demoledor y prender la mecha con un entorno cargado de dinamita. Tengamos la fiesta en paz. Mestalla quiere evitar la que probablemente sería la primera bronca a la hora de la paella y para ello solo hay un desenlace válido: ganar. Ganar, ganar y ganar. El bagaje negativo tiene profundidad. Por ello Marcelino ha insistido en varias ocasiones que este equipo, tras consumar un arranque de temporada que nadie podía imaginar el pasado verano, queda abocado a enlazar una racha de victorias para dejar de morder el polvo y engancharse a la lucha por Europa. El equipo no va funcionar a base de impulsos -se quedará corto-y los resultados no pueden esperar más.

«No nos debe condicionar, nosotros debemos pensar sólo en ganar», reflexionaba el asturiano ayer en su comparecencia de prensa previa al encuentro en relación a la presión de la gente, «la lógica dice que si somos incapaces de ganar al Huesca, Mestalla muestre, como es normal, su malestar. Nuestra dinámica de juego es buena, pero nos falta rubricar con victorias. Este domingo seguro que habrá ocasiones de gol, ojalá que tengamos el acierto necesario. Para ganar debemos hacer un buen partido y tener respeto máximo al rival. Ellos ganan poco, pero generan muchas dificultades a los rivales, entre ellos, el Madrid. A partir de ahí, sólo nos centramos en ganar, otro escenario no podemos contemplarlo».

La cosa va mucho más allá de brindarle un triunfo a la afición para cerrar el año y es que en caso de no ganar el Valencia CF seguirá hundiéndose peligrosamente en la tabla. Mantendrá las distancias con el Villarreal, que no juega esta jornada porque tiene el partido ante el Madrid aplazado al 3 de enero, pero ojo porque el Athletic pese a no ganar anoche al Valladolid comienza a aproximarse por el retrovisor. Para suerte de los de Marcelino LaLiga este año está tan apretada que las distancias no son definitivas pero despedir el 2018 al borde de las posiciones del descenso supondría un paso atrás, enquistando al Valencia CF en la mediocridad y pondría en tela de juicio las sensaciones positivas que dejó el equipo a su paso por Ipurua la semana pasada. Ni siquiera la circunstancia del VAR amortiguará más la falta de resultados.

No ganar amenazaría, en consecuencia, el discurso de confianza que se descuelga de la cúpula -Mateu Alemany reforzó al técnico públicamente días atrás- y comenzaría a dibujar un panorama de incertidumbre tras algunos de los protagonistas. Hace tiempo que Mestalla no disfruta de una victoria en LaLiga. Concretamente un mes. El encuentro de la jornada 13 supuso el primer -y único- triunfo del equipo en el campeonato doméstico desde que arrancó a mediados de agosto con la visita del Atlético y es que las otras tres -Young Boys, United y Ebro- en casa han sido en Champions y Copa. Sabe Marcelino que aun tratándose del colista está obligado a «respetar al rival al máximo, no pensar que porque son ultimos ya está ganado, si nos equivocamos en eso, empezaremos a no ganar. Sería un error que no tiene sentido. El Huesca es intenso, rápido, dinámico, te obliga a igualarles en intensidad, dinamismo, si no lo hacemos caeremos en un a dinámica negativa que pondría en riesgo el juego y el resultado». Ni la entidad del rival, ni el serial de bajas que trae el equipo ante el últimpo partido del año deben servir como excusa. Hoy (Mestalla, 12:00 horas) al Valencia CF solo le vale la victoria.