El Valencia CF tiene poco que ver con el equipo que visitó San Mamés a finales de octubre. La catarata de empates comenzaba a sembrar incertidumbre en el entorno después de sumar únicamente el 27,8% sobre los puntos disputados. En los cinco meses que han transcurrido desde aquella tarde en la que Marcelino comenzó a hartarse de Batshuayi -castigado al descanso- han pasado muchas cosas, tantas que hoy el valencianismo puede presumir de estar en una final once años después, pero si hay un aspecto en el que merece la pena detenerse es el cambio del Athletic. Los leones hoy son uno de los equipos más en forma del campeonato pero para llegar a este punto antes tuvieron que tocar fondo. Un mes después del partido ante el Valencia CF, la goleada del Levante UD (3-0) en el Ciutat dejó temblando a los vascos y provocó que la guillotina cayera a plomo sobre Berizzo. El bagaje era indiscutible: una victoria en catorce jornadas de LaLiga, ocho puntos sobre 39 y el equipo -uno de los tres que mantiene el honor de no haber bajado nunca a Segunda- cada vez más hundido en las posiciones de descenso. Cómo hemos cambiado.

Hablar hoy del Athletic es hablar de un equipo que cree en cada cosa que hace y que ha encontrado un camino. La apuesta por Garitano resultó ser un golpe de timón en toda regla. El hasta entonces técnico del filial cogió a los leones en el pozo, con las virtudes del equipo difuminadas por el nerviosismo generalizado y ha logrado revertir la situación a partir del orden y el rigor defensivo. Hoy el Athletic concede muy pocas ocasiones, de hecho si computara únicamente el tiempo que ha transcurrido desde la llegada de Garitano sería el equipo menos goleado (5 tantos) de España. La frontera es evidente; los números hablan de una recuperación total y un nuevo impulso. En estas once jornadas suman 22 puntos de 33 posibles, han conseguido abrir una brecha de diez puntos sobre el descenso y solo han encajado una derrota, sumando seis triunfos y cuatro empates. De la antepenúltima posición a acariciar las posiciones europeas. En esta escalada, fundamentada en la solvencia de la pareja Yeray-Iñigo Martínez, el rendimiento de Iago Herrerín bajo palos, el empuje de Capa-De Marcos por la derecha y el acierto de un frente del ataque muy coral, está marcado en rojo el partido que se juega esta noche en Mestalla. La clasificación refleja un empate a 33 puntos entre los dos equipos que hoy miden fuerzas a cuatro puntos de Europa, por lo que un triunfo sobre el Valencia CF les metería de lleno en la carrera. Es un partido para engancharse -así lo creen en Bilbao- pero el Valencia CF, reforzado en su espíritu tras imponerse al Betis en la Copa, quiere demostrar en LaLiga que el coliseo de la Avenida de Suecia es un pico difícil de coronar.

«Estamos más cerca de los puestos europeos que del descenso. No ha sido así durante gran parte de la temporada, cuando nos ha tocado mirar hacia abajo. Ahora estamos en una situación mejor, con más opciones de engancharnos a las posiciones de arriba, pero hay que ir poco a poco», reflexiona Muniain, que se muestra partidario de atacar la continuidad del técnico y artífice de la recuperación «por muchísimos años»: «Desde que llegó nos ayudó a dar la vuelta a una situación mala y que pintaba muy mal. Gracias a él hemos dado otra versión. Lo que ha hecho es algo grande». El Athletic prepara ya su renovación para construir un proyecto a largo plazo en las manos de Garitano.