En una de sus primeras apariciones Albert Celades marcó la fecha en la que espera al Valencia CF que busca. Según él mismo dice, un equipo moldeable conforme a necesidades y recursos... y más adaptado a su filosofía de juego en los partidos posteriores al parón en el que ha entrado la Liga. Hasta el 19 de octubre, a las cuatro de la tarde en el Metropolitano, el Valencia no volverá a la acción. Hasta ese día, el cuerpo técnico pretende exprimir al máximo los entrenamientos en la Ciudad Deportiva con los jugadores no convocados con las selecciones nacionales. Entre ellos, Dani Parejo. Precisamente, la sufrida victoria ante el Alavés (2-1) demostró la importancia suprema del capitán en las reformas de estilo que quiere implantar el técnico.

Sin más saltos abruptos que el dado por Peter Lim -el máximo accionista ha cambiado de modo radical el perfil en el banquillo-, Celades entró en el vestuario con pies de plomo. Como él ha admitido, con la intención de aprovechar los mecanismos del pasado que funcionaban y sin «imposiciones». No obstante, el andorrano se crió en el Barcelona bajo la referencia sustancial del toque, y una de las metas que se marca en Mestalla es la de potenciar el ataque en estático frente a rivales que se encierren para neutralizar los golpes directos y las habilidades al contragolpe del Valencia que dejó Marcelino. Durante los primeros días las premisas dirigidas a los futbolistas no han sido excesivas, aunque una de ellas se repite. Más paciencia con la pelota: El ataque elaborado es una alternativa por pulir y por descubrir.

La nueva ideología se ha puesto en práctica, sobre todo, en Mestalla. En el feudo de la Avenida de Suècia el equipo ha tenido más tiempo el balón que Leganés, Getafe, Alavés e, incluso, Ajax. Sin embargo, la claridad ofensiva se sucedió en mayor medida contra los holandeses y, sobre todo, días antes en San Mamés. Es decir, en los dos partidos en los que el Valencia disfrutó de espacios para correr y sorprender al ataque. Tras las primeras siete citas oficiales con Celades al mando, los blanquinegros siguen en la búsqueda de una nueva identidad, una piel diferente a la que exhibida en las dos temporadas anteriores. En ese lógico proceso, que el técnico trata de conducir de modo discreto, el equipo ha enseñado distintas caras en su vertiente ofensiva: Cuatro sistemas (4-4-2, 4-3-3, 4-2-3-1 y 4-1-4-1), en cambio, uno solo para defender, el 4-4-2, interiorizado por el grupo. Pese a ello, las variaciones han repercutido necesariamente en la pérdida de solidez. «Estoy abierto a probar cosas», apuntaba Celades tras el empate a uno con el Leganés, cuando el equipo empezó atacando con un 4-3-3 y terminó con Kang In en la mediapunta. Este sábado, por contra, la entrada de Diakhaby tuvo una misión protectora para con un Parejo asfixiado por el Alavés.

En tres semanas si algo ha mostrado Celades ha sido flexibilidad para variar de sistema. Ahora el cuerpo técnico afronta el parón como una especie de pretemporada para fortalecer conceptos tácticos.