Gonçalo Guedes preocupa en el Valencia CF y la situación alcanza hasta el vértice más alto en la pirámide de gobierno. En Mestalla, la división se siente cada vez que el atacante entra en juego. La sensación es que al aficionado se le está agotando la paciencia con el portugués. La tensión también afecta al futbolista que tampoco ha encontrado con su selección la alegría de otras veces, de hecho fue sustituido en el descanso por decisión técnicaClaro que le han visto hacer cosas extraordinarias, pero han quedado sepultadas por un serial de partidos difíciles de digerir. El contexto es el que es, complicado para todos. Gonçalo está obligado a dar un paso adelante y cada vez tiene menos margen. Por inversión (40 millones de euros), por cualidades y por estatus, el proyecto contemplaba un salto de calidad a través de la evolución del portugués que no se ha producido. El tapón es doble.

La intención de Guedes Con Marcelino no tenía química, pero el asturiano le ofrecía una cuestión fundamental: la continuidad. Mejor o peor, era fijo para Marcelino, que esperaba ser correspondido con actitud, responsabilidad y fútbol. La llegada de Celades. En negativo. Ha dejado de ser fjo y en siete partidos se ha quedado sin minutos en tres. No es cualquier cosa. Ante el Getafe fue suplente. Son cuatro banquillazos. Celades ha repartido oportunidades y ha encontrado respuestas... confusas en su caso. Su rendimiento no advierte ningún tipo de mejora. La efervescencia estadística de la primera jornada ante la Real Sociedad ha quedado en fogonazo puntual. Sólo ante el Mallorca volvió a estar por encima del siete. Los cronistas de SUPER sólo le han dado aprobado ante Celta y Geta. Los usuarios de la edición digiral lo han suspendido, las notas son muy duras, los últimos seis partidos.

Guedes ya sabe que tiene que levantarse. Viene un serial de partidos importantes para demostrar que quiere, el primero de ellos este sábado en el Wanda Metropolitano. El entrenador es el mismo para todos, la confianza la va a tener si se la gana y lo mismo sucede con la continuidad. Pesan las lesiones del curso pasado y pesa todo lo malo, pero las excusas se agotan.

Una cosa está clara: Por personalidad, Guedes no es el tipo de futbolista que reacciona al banquillo o al castigo con rabia. Reclama confianza.