Carlos Soler acaba de renovar hasta junio de 2023 con el Valencia. Su nombre y su fútbol traspasa fronteras al mismo tiempo que se dispara su fama y su cotización. No es fácil mantener los pies en el suelo, pero él los tiene. Carlos no olvida sus raíces, continúa siendo cercano con su gente y ha sabido mantener su entorno de siempre a pesar de los años. Por eso a nadie extrañó que el futbolista se acordara del colegio en el que se formó, Salesianos Don Bosco, cuando se involucró en un proyecto solidario allá por el mes de mayo que no ha hecho más que comenzar. Podía haber elegido cualquier tipo de ONGs o fundaciones con la que colaboran grandes estrellas del deporte como Pau Gasol o Rafa Nadal. Sin embargo, Soler se acordó de los suyos, de sus vecinos Salesianos, con los que se ha criado y a los que siempre tenderá su mano. Y más ahora que su solo presencia multiplica el efecto de cualquier acción social. Carlos siempre dice que si ahora mismo es lo que es como futbolista y persona, también es por ellos. Por eso siempre les estará agradecidos.

Soler dio a principios de año el visto bueno para participar en una campaña publicitaria de IKEA València con fines solidarios junto a otros valencianos ilustres como Ricard Camarena, Begoña Rodrigo. Cada uno debía diseñar una casa a su gusto y los beneficios de la campaña serían destinados a apoyar a colectivos desfavorecidos. La empresa sueca se comprometió a realizar un proyecto solidario en las ONGs o fundaciones que los colaboradores eligieran. Soler no lo dudó ni un segundo y cedió su imagen y sus ideas para ayudar a los suyos. «Yo ayudaré a Fundación Iniciativa Solidaria Ángel Tomás (FISAT) que pertenece al colegio donde estudié en Salesianos Don Bosco». Su acción solidaria servirá para reformar un centro para niños en riesgo de exclusión social. La idea inicial es que se reforme el que está situado en la Avenida de la Plata, aunque todavía no han comenzado las obras. Mejorar las condiciones de vida de todos esos niños será el primer gol de Soler en 2020. No ha sido fácil. Carlos tuvo que sacar tiempo de la nada para poder hacer realidad el proyecto. El jugador se involucró al máximo participando en reuniones con los interioristas profesionales e intentando que el resultado final de la casa de sus sueños fuera el más real posible. El jugador la diseñó entre la final de Copa del 25 de mayo y la Eurocopa Sub-21 que comenzó a prepararse a principios de junio. Lo hizo junto al equipo de interiorismo de la tienda a base de sus vivencias, necesidades e inquietudes personales. Carlos puso plantas porque le recordaban a su madre, una terraza con vistas para poder disfrutar siempre del cielo y la luz de València, un sofá grande en torno al cual reunirse con su gente y ver el fútbol, tonos azules del Mar Mediterráneo, un área de estudio para seguir formándose y por supuesto camisetas colgadas que le recuerdan su camino como futbolista: la del debut en Anoeta. Este espacio se construyó a su gusto y está expuesto en el área del 'Showroom Entrance' de esta superficie comercial a disposición de todo el mundo. A principios de 2020 está previsto que Carlos participe en un acto para describir su casa y presentar el proyecto solidario de FISAT.

La Fundación Ángel Tomas, nacida en 2008, es una entidad sin ánimo de lucro que aglutina los proyectos sociales salesianos de la Comunitat con la misión de educación integral de menores, inserción sociolaboral, promoción de derechos de las mujeres, rehabilitación de personas drogodependientes o la promoción del voluntariado social. Soler hace suyo el lema de la fundación: «Más para quien menos tiene». Carlos predica con el ejemplo.