Las excusas de Eric Abidal en el caso Rodrigo, delantero que quiso fichar el FC Barcelona en el mercado de enero, no han generado otra cosa que sorpresa en el Valencia CF. En una entrevista al diario Sport, el director deportivo barcelonista, argumentó que el hecho de que no pudieran fichar al futbolista "no es un tema de dinero. Hay que pensar cómo está el mercado y saber que enfrente tienes otros clubs con otras necesidades. Te cierran la puerta y así es muy difícil. Teníamos dinero, pero las negociaciones eran imposibles por jugadores top".

Sorpresa porque si Rodrigo Moreno no es ahora mismo jugador del Barça es precisamente porque no pusieron el dinero para llevárselo. El Valencia CF, a pesar de que se trata de una pieza importantísima para el equipo de Albert Celades, escuchó las propuestas del Barcelona y hasta aceptó negociar las condiciones de pago, conscientes de que el club azulgrana no podía asumir en estos momentos el coste de la operación, y todo hasta que el club y su máximo accionista entendieron que aquello era una pérdida de tiempo.

Abidal, que vive un momento de zozobra en el club azulgrana por su enfrentamiento público con Leo Messi, insistía sin embargo en que "no fue un tema económico, el Valencia tenía una posición y el Barça no aceptó sus condiciones. No íbamos a pagar más del precio de mercado. Teníamos un límite y no íbamos a pasar de ahí". Una manera de decir que, en su opinión, el delantero no vale lo que el Valencia está pidiendo por él.

Ese límite del que habla Eric Abidal, sin embargo, se quedó muy lejos de los 60 millones, que es el precio que Peter Lim estaba pidiendo desde el primer día por Rodrigo, el mismo que puso el pasado verano cuando el que lo quiso fichar fue el Atlético de Madrid y ahora al FC Barcelona. Según ha podido saber SUPER, la última oferta que trasladó el Barça, el martes 28 de enero después de truncarse la operación en la que podía entrar cedido el jugador del Sporting Bruno Fernandes, solo garantizaba como máximo la mitad de esa cantidad, es decir, 30 millones de euros. El resto se quedaba en el aire, en una maraña de cláusulas y opciones que podían cumplirse o no y que Peter Lim ni siquiera quiso escuchar, siendo además que las opciones de traer antes del 31 un recambio a la altura eran cada vez más limitadas.