El Valencia CF busca nuevo 'capitán' para su proyecto. Tras el naufragio vivido esta temporada con la destitución de Marcelino García Toral y la incorporación de Albert Celades, también cesado tras una mala racha de resultados y juego, Meriton busca un entrenador para la temporada 2020/21 que consiga poner rumbo a un proyecto que vive horas bajas y que ha colmado la paciencia de la afición valenciana. Una figura capaz de lavar la cara a una plantilla repleta de altibajos durante todo el año. Que consiga dotar al equipo de una identidad que perdió con la marcha del técnico asturiano en septiembre de 2019, y a la que no consiguió dar continuidad Celades con una idea de fútbol más alegre, elaborada y ofensiva.

La hemeroteca está ahí, y los títulos, también. A lo largo de los 101 años de historia que tiene el club valencianista, la mayoría de técnicos que tocaron metal o llegaron a alcanzar los objetivos marcados tenían algo en común. Ese ADN 'bronco y copero' del Valencia CF. Siempre dieron resultado entrenadores con mentalidad defensiva, capaces de contragolpear a la perfección, dotar al equipo de un equilibrio y encajar pocos goles. Entrenadores que saben cerrar partidos. El perfil del próximo técnico lo dirá casi todo sobre los planes de Meriton, si ha valido la última experiencia para sacar conclusiones y no volver a errar.

Hasta un total de 69 goles ha encajado el Valencia CF esta temporada repartidos entre las diferentes competiciones. En LaLiga la cifra asciende a 52 en 36 partidos. Muy lejos de los cursos 17/18 y 18/19, en que el equipo dirigido por Marcelino García Toral encajó 38 y 35 respectivamente. En Champions League, el portero valencianista recogió hasta 15 veces el balón de dentro de su portería, mientras que en Copa del Rey recibió solo dos goles en Granada que sin embargo fueron suficientes para apear al equipo de la competición copera.

Pero, ¿cuándo surge esta etiqueta de 'bronco y copero' que repiten muchos aficionados? Para ello hay que remontarse a la década de los años 40. Exactamente a 1941. En una de las visitas a Chamartín con motivo de un partido amistoso, y en el que el Valencia de Ramón Encinas se impuso por 2-3 al Real Madrid, Eduardo Teus, portero merengue y cronista, tildó al conjunto visitante como 'bronco y copero' por su carácter aguerrido, su pundonor y, en ocasiones, su estilo rozando el límite permitido. Unos adjetivos en tono despectivo que, sin embargo, calaron entre la afición valencianista, que siempre se ha sentido orgullosa de su equipo cuando en diferentes épocas se empleaba así.

El legado de Encinas

Varios son los entrenadores cuyos equipos se ganaron el calificativo. El anteriormente nombrado, Ramón Encinas, se caracterizaba por su excelencia en la faceta táctica así como sus entrenamientos centrados en el físico de los jugadores. Todo orientado para que fueran duros, resistentes y luchadores. Esta idea, junto a la gran 'delantera eléctrica' compuesta por Mundo, Amadeo, Epi, Asensi y Gorostiza, formaba un equipo temible. Un Copa del Generalísimo, primer título nacional del club, y una Liga fueron su legado.

Otra de las plantillas del Valencia 'bronco y copero' fue la dirigida por Jacinto Quincoces. Bajo su mando, el Valencia brillaba en esta competición y consiguió alzarse con la Copa del Generalísimo en dos ocasiones, en 1949 y 1954. Llegó a València con una dilatada experiencia tras entrenar al Real Madrid, Zaragoza y la Selección Española, imprimiendo en el equipo su sello. Una defensa férrea con la que se encajaba muy pocos goles, y una delantera que consiguió pulverizar los registros de goles a favor en aquella temporada.

En los 60, Edmundo Suárez, más conocido como Mundo, conquistaba la cuarta copa de la historia del conjunto blanquinegro en su segunda etapa como entrenador. Defensas duras y sobrias eran las principales características del plantel, sin olvidar el ataque con transiciones rápidas y demoledoras. Y sobre todo, muy 'mala leche'. Con todos estos ingredientes, el Valencia CF conseguía otro trofeo en sus vitrinas, la Copa del 67.

Avanzando en la historia hay que destacar otro nombre propio, el de Alfredo Di Stefano, campeón de Liga y subcampeón de Copa en la temporada 70/71 con un equipo basado en una férrea línea defensiva que hizo de Abelardo el portero menos goleado de la competición liguera con solo 19 goles en contra. Sol, Aníbal, Jesús Martínez, Antón, pero también Claramunt, Paquito y Valdez en un equipo que hizo disfrutar a toda una generación. Era la primera vez que el Valencia CF podía optar a dos títulos en la misma temporada. La 'Saeta Rubia' escribió su nombre en la historia, un recuerdo que aún perdura entre los aficionados más veteranos. Defensas sólidas y partidos duros. Entrega y lucha. Ese era el ADN de aquel Valencia campeón.

Todo empezó con 'Rinaldi'

Ya en la época más moderna, y con un fútbol más evolucionado, varios entrenadores han dejado un gran recuerdo en la parroquia valencianista. No por la calidad o vistosidad de su juego si no por su fútbol práctico y rocoso. Con defensores que se convertían en pesadillas para los delanteros contrarios. Miroslav Djukic, Amedeo Carboni, Roberto Fabián Ayala o más recientemente Ezequiel Garay. Nadie podía imaginar que se iniciaba una de las épocas más doradas del club con el fichaje de Claudio Ranieri en 1997. El 'Señor Rinaldi', como lo bautizó en su presentación el expresidente Francisco Roig, llegó tras un mal inicio liguero y la destitución de Jorge Valdano. El italiano se ganaría el cariño de la afición por su juego físico e ímpetu, defensa compacta y un ataque rapidísimo comandado por Mendieta y el 'Piojo' López. Una Copa Intertoto y una Copa del Rey conseguida en La Cartuja de Sevilla puso un broche de oro a su primera etapa como técnico valencianista.

El Valencia tenía la inercia de campeón y Héctor Cúper tomaba el puente entre Mallorca y la capital del Túria entre 1999 y 2001. Con un inicio dubitativo, el argentino diseñó un equipo al que era muy difícil ganar y que se plantaría en dos finales de Champions, un hecho sin precedentes en la historia del Valencia CF a pesar del desafortunado desenlace de aquellos dos partidos en París y Milán. Una roca en defensa, máxima entrega y un contragolpe demoledor. ¿Quién no lo recuerda ofreciendo su típico ritual en la boca del túnel de vestuarios golpeando en el pecho a sus jugadores?

De Cúper a Benítez

Tras quedarse a las puertas de la gloria el club no renunció a ese estilo, mantuvo esa idea de fútbol pragmático y, aunque sorprendió con la apuesta por un casi desconocido en la élite como Rafael Benítez, el juego desplegado por ese Valencia y los resultados enamoraron a varias generaciones de aficionados. No era un equipo muy goleador, pero si el Valencia marcaba primero, el partido no se escapaba. Un equipo que hizo historia. Una Liga en 2002, la primera en 31 años, y un doblete -Liga y Copa de la UEFA- lo convierten en el entrenador más laureado del club.

Más experimentado que en su día Benítez pero también 'bronco y copero', Marcelino García Toral tomaba las riendas del equipo tras dos temporadas nefastas. «Hay que encajar la mitad de goles que la temporada pasada para alcanzar los objetivos», avisaba el asturiano en su presentación. Dicho y hecho. Esa temporada el Valencia recuperó ese ADN y con ello obtuvo billete de regreso a la Champions League. En su segundo año el equipo conquistaba, después de once años, la Copa del Rey frente al Barcelona de Leo Messi.

Meriton se enfrenta a la decisión clave, elegir entre un fútbol más vistoso o ser fiel a la fórmula que más éxitos ha garantizado. Tras un viaje a lo largo de la historia, queda claro que el ADN 'bronco y copero' es sinónimo de éxito.