El Valencia CF exige unos mínimos y ahora mismo hay muchos protagonistas que no están a la altura de la institución. Por encima de todos, la parte alta de la pirámide. El caso Geoffrey Kondogbia es la última grieta en un barco que navega a la deriva, pero se mantiene a flote -de momento- gracias a la responsabilidad y al amor propio de muchos profesionales. Primero, el no proyecto es evidente, pero el club hace bien en defender que un futbolista de la importancia de Kondogbia no salga en el contexto actual: sin margen de maniobra en el mercado, hasta enero, sin capacidad para invertir y sin un relevo a la vista en plantilla o en el filial. El club no puede permitir que salga, menos todavía, con la oferta del Atlético de Madrid: cesión por tres millones de euros con una opción de compra sujeta a objetivos deportivos. Esa es la información que llega a SUPER desde el Valencia CF.

En la tarde de ayer, el club informó de la firme intención de sancionar al exjugador del Inter al entender que ha infringido el código de comportamiento interno al acusar públicamente al presidente Anil Murthy de haberle engañado, pero quieren recuperar al jugador y que Javi Gracia cuente con él con normalidad. La reacción de los dirigentes se produjo también después de que, a poco más de 48 horas para el derbi con el Villarreal, Kondogbia llegase a Paterna solo diez minutos antes del entrenamiento, que volvió a perdérselo alegando molestias en el talón de Aquiles. Las mismas que indicó para no ejercitarse en un par de sesiones posteriores a la reunión con Murthy el pasado martes. En la tarde del lunes Kondo, uno de los tres capitanes, tampoco había trabajado con el grupo, según fuentes oficiales, por «asuntos personales». Las mismas fuentes que no confirmaron que no saliera ayer al césped por razón física.

Bajo este contexto de conflicto abierto, el club confirmó a la agencia EFE que al centroafricano se le aplicará «lo que figure en el reglamento interno, lo que proceda» pero dieron por hecho que habrá algún tipo de sanción aunque el caso se resolverá «internamente». Se hará de manera «paralela» a un trabajo para «recuperar al jugador», que empieza con hacerle entender que «no va a salir» de la entidad con la propuesta del Atlético que, según el Valencia, se limita a una cesión sin opción de compra obligatoria. «Ningún club aceptaría eso en estos momentos», reiteran desde la entidad. Además, en el Valencia confían en que, «una vez se le pase el enfado», Kondogbia siga cumpliendo con profesionalidad como recuerdan que están haciendo jugadores de otros equipos que también quisieron salir este verano. El francés, insisten, es un «patrimonio y un activo del club» que no se va a dejar de aprovechar.

Si Kondogbia tenía motivos lógicos y comprensibles para plantearse su salida, ha perdido parte de razón descarándose en redes sociales. El dolor que traslada que siente en el pie tampoco ayuda. Menos todavía sin parte médico y como posible baja para Villarreal. Un tipo como él -inteligente y maduro- tiene que saber que las redes sociales no son el sitio y este no es el momento. La oferta -según la versión del club- no alcanza para plantear otro escenario que no sea dejarla pasar. Las palabras de Diego Pablo Simeone en rueda de prensa no le ayudan: «No he hablado con Kondogbia». Desmarque estratégico, pero desmarque. Puede que el futbolista se calentase con la posibilidad de ir a un club con aspiraciones de otra altura... Eso o el Atlético le ha engañado, o las dos cosas.

Kondogbia tenía un compromiso con el Valencia. La propiedad lo puso en el mercado, pero la situación se corrigió con la llegada de Javi Gracia. El empeño del míster, su confianza y su plan para empoderar al jugador, todo conjugado con que la primera oferta que llegó fue la del Villarreal por Coquelin, fueron determinantes en la continuidad del '6'. Ese fue un motivo que impulsó su condición de tercer capitán... y nuevo líder en el centro del campo. Kondogbia también era consciente de lo que iba a suceder: salidas, recortes, un proyecto restringido y condensado en torno a futbolistas como él, como Gayà, Soler, Gabriel, Wass y Maxi. Si bien, el plan era otro, claro. Con recambios para las bajas más sensibles. El guion 20/21, con Javi Gracia, debía tener otra dimensión. La decepción es natural, pero afecta a todos, aunque no todos están en su situación.

Hay otra cuestión capital, su situación contractual. Las condiciones cambian en un contrato que termina en 2022. La cláusula baja -de 80 a 30 millones- y baja el sueldo, en torno a un millón de euros. Esto pesa también. Aquí viene otro foco de conflicto: la cláusula. Como ha explicado SUPER, los 80 millones dejan de estar activos tras la ventana de verano; para enero serían 30. La excepcionalidad en la que se maneja el Atlético (un mes para fichar en el mercado español tras el clausulazo del último día Thomas Partey-Arsenal) deja la situación abierta a la interpretación. Se cerró el verano -ya no son 80- pero no es invierno, cuando entra en vigor la reducción. El club traslada que son 30, también por interés, porque con la cláusula en mano podría fichar, siempre dentro de la Liga. Ya no hay alternativa de movimiento internacional, como le pasa al Atlético.

Líneas en común con el míster

Hace poco más de un mes, Kondogbia estaba dispuesto a seguir a la espera de poder revalorizarse esta temporada. ¿Qué ha cambiado? Lo sucedido desde la primera jornada hasta hoy ha producido un giro en las sensaciones dentro del vestuario. Las denuncias de Javi Gracia tienen puntos en común con las de Kondogbia. Y el míster planteó su salida tras el mercado, y no se concretó por la penalización económica. Por ahora, los dos continúan. Gracia, el encargado de reconducir la situación de Kondo en verano, debe volver a intentarlo.