Gestión forestal

La madera muerta del bosque, foco de vida que hay que dejar donde está

Científicos españoles revelan la importancia de este material orgánico, que a menudo es visto como un peligro

El informe concluye que estos troncos son "un factor poco relevante en el riesgo de incendios"

La madera muerta, foco de vida que hay que preservar

La madera muerta, foco de vida que hay que preservar / wwf

Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer

La madera muerta de los árboles en un bosque es un refugio de vida, un escondite y alimento para hongos, insectos y otros animales clave. Tanto es así, que la nueva Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE quiere monitorizar la cantidad de este material que existe en los bosques y aumentarlo para recuperar la biodiversidad perdida. En cambio, otros colectivos señalan la madera muerta como un peligro para los incendios que hay que eliminar del bosque lo antes posible. ¿Qué hacemos con la madera muerta del bosque y la que se puede generar por el aumento de sequías, plagas o viento? 

El nuevo proyecto europeo BioAgora, del que el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) es uno de los socios principales, ha activado el nuevo Servicio Científico por la Biodiversidad en relación con este tema. Se trata de un servicio para que la comunidad científica realice una rápida recopilación del conocimiento existente sobre el tema para asesorar en la toma de decisiones por parte de Europa.

La madera muerta no es causa relevante de propagación del fuego

La madera muerta no es causa relevante de propagación del fuego / pixabay

El resultado ha sido el informe de síntesis "Deadwood and Fire Risk in Europe" ('Madera muerta y riesgo de incendio en Europa'), en el que concluyen que la madera muerta de grandes dimensiones en los bosques europeos es un factor poco relevante en el riesgo de incendios, pero muy valioso por el mantenimiento de la biodiversidad.

"Es una madera poco inflamable que no necesariamente incrementa el riesgo de incendios forestal"

El estudio argumenta que, aunque la madera muerta puede representar una parte del combustible disponible para quemar durante un incendio forestal, es una madera poco inflamable que no necesariamente incrementa el riesgo de incendios forestal. En cuanto a los ecosistemas mediterráneos, el informe alerta de que hay muy poca madera muerta de dimensiones relevantes en nuestros bosques, por lo que no es un factor de riesgo de incendio significativo, y que en cambio, habría que aumentar su cantidad para mejorar la biodiversidad y tener bosques más sanos y resilientes.

De hecho, según el informe, los troncos más gruesos pueden incluso aumentar la humedad del suelo y pueden llegar a dificultar la propagación del fuego de superficie

Extraer la madera más pequeña y conservar la grande

"En nuestra región, en momentos puntuales de sequía o plagas que hagan aumentar la madera muerta en el bosque, será necesario evaluar la posibilidad de extraer aquella de pequeñas dimensiones que actúa como combustible fino y es más inflamable, pero también conservar algunos de los trozos grandes, que son los más valiosos desde un punto de vista de la biodiversidad y los menos problemáticos por el riesgo de incendio", explica Josep Maria Espelta, participante en el informe e investigador del CREAF. 

El informe en el que el CREAF ha participado, y que ha contado con la colaboración del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya (CTFC), diferencia la madera muerta gruesa, poco inflamable y que quema lentamente y que es clave para tener bosques sanos, de aquella madera muerta fina, ramas y ramitas, poco relevantes para la biodiversidad y que sí podría tener un papel más relevante en la ignición y propagación de incendios. 

La madera de gran tamaño debe quedar en el sitio

La madera de gran tamaño debe quedar en el sitio / soychile

Recuperar los procesos naturales como el fuego 

El informe realiza una serie de recomendaciones adaptadas a diferentes escenarios. Por ejemplo, en áreas con alto riesgo de incendios recomienda que se realice una gestión forestal específica para prevenir la propagación de incendios forestales o recuperar procesos naturales, como los incendios de baja intensidad que actúen en la misma dirección.

Los pequeños fuegos controlados serían una herramienta efectiva para reducir el riesgo de incendios graves, a la par que se favorece la biodiversidad. Con estas quemas se consigue reducir la carga de combustible, especialmente los restos leñosos finos, y la creación de líneas que rompen la continuidad forestal.

"Que el fuego ayude a la vida puede parecer una contradicción, pero cuando se realiza en condiciones no extremas de meteorología, humedad del suelo y de combustible, la madera muerta más gruesa sale ilesa y la parte quemada es incluso positiva , ya que muchos organismos dependen de esta madera muerta quemada", añade Lluís Brotons, investigador del CSIC en el CREAF y también autor del informe. El fuego tiene un efecto que proporciona una buena diversidad de hábitats esenciales durante períodos relativamente largos, actúa como una vacuna por los grandes incendios forestales. 

Incendio forestal en España

Incendio forestal en España / Pedro Puente Hoyos

Otro escenario se daría cuando hay grandes superficie de bosques afectados por perturbaciones (tormentas de viento, plagas o nevadas húmedas), donde de forma extraordinaria y por razones sanitarias, de uso público o para reducir el riesgo de incendios, sea necesario actuar sobre la madera muerta, concluye Eduard Plana, investigador del CTFC y revisor del informe. 

Protectora del bosque mediterráneo 

Los sistemas forestales de la cuenca mediterránea son pobres en nutrientes y sufren frecuentes sequías. En este marco, existe un amplio consenso científico y técnico que apuesta por mantener parte de la madera muerta en el bosque para mantener los bosques en un buen estado de salud y hacerlos más resistentes al cambio climático. Por un lado, porque la madera muerta es el hábitat de muchas especies y, por otro, porque aporta humedad al suelo, permitiendo que prosperen muchas formas de vida y que no se evapore tanta agua. 

"La madera muerta es el hábitat de muchas especies y aporta humedad al suelo"

El bosque mediterráneo es uno de los más propensos al riesgo de incendio. Además, tiene una larga historia de gestión forestal intensa que ha hecho que hoy en día haya muy poca madera muerta de grandes dimensiones. El informe menciona que el mayor riesgo de incendio de los bosques mediterráneos lo está provocando el aumento de la continuidad horizontal y vertical de nuestra masa forestal provocada por la disminución de la gestión forestal y el silvopasto durante muchos años . 

"Esta situación actual de las masas forestales mediterráneas puede verse alterada por los episodios crecientes de plagas, sequía o tormentas. Fenómenos que pueden aumentar de manera puntual la presencia de madera muerta en el bosque. En estos casos hay que valorar actuar para extraer la madera muerta, especialmente la más delgada", recalca Josep Maria Espelta. 

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