Hábito perjudicial

¿Por qué no hay que apilar piedras en los espacios naturales?

Esta costumbre amenaza numerosas especies de plantas y animales que viven bajo ellas

Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer

Apilar piedras en el campo, creando montículos con ellas, se puso de moda hace algunos años como una forma de expresión artística o simplemente para pasar el rato. Pero quienes se dedican a esta práctica, aparentemente inocua, no son conscientes del daño que tiene para el medio ambiente, pues numerosas especies habitan bajo las piedras.

Como alertó recientemente el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cuyos científicos han participado en un estudio internacional sobre el tema, retirar piedras del suelo para luego apilarlas perjudica a varias especies animales y vegetales, algunas de las cuales se encuentran en peligro de extinción.

En un artículo publicado en la revista científica Human-Wildlife Interactions, los científicos señalaban hace dos años que estos montículos han aparecido en un buen número de áreas protegidas, tanto de España como del resto del mundo, gracias a la difusión de esta costumbre que permiten las redes sociales. Aunque en España se citaban casos concretos en Baleares y Canarias, lo cierto es que no hay ya prácticamente lugar (sobre todo de la costa) donde no aparezcan los citados montículos.

Bajo las piedras hay vida que depende de ellas

Pero ¿en qué consisten los daños que ocasionan? Según los científicos, estas estructuras modifican el hábitat de especies animales y vegetales, que usan rocas como refugio o dependen de las condiciones de microclima asociadas a ellas. De hecho, todos hemos visto cómo, al levantar una piedra del suelo, bajo ella suele haber insectos, arañas u otros pequeños animales (lombrices, ‘bichos bola’, etc.) que tienen ahí su hogar.

Imagen de un paraje repleto de amontonamientos de piedras

Imagen de un paraje repleto de amontonamientos de piedras / Getty

Las piedras aisladas crean condiciones especiales de temperatura y humedad que son clave para especies como insectos, caracoles y arañas y la disposición de las piedras influye en la dinámica entre depredadores y presas o entre competidores.

“Esta nefasta práctica tiene un impacto principalmente preocupante en áreas áridas, en las que dichas condiciones microclimáticas son primordiales para las especies que se refugian debajo de las piedras. Además, erosionan el suelo y provocan daños en la vegetación. Por esta razón, mover, quitar o romper estas piedras puede causar un desequilibrio en el ecosistema”, afirma Anna Traveset, investigadora del CSIC que trabaja en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (centro mixto del CSIC y la Universitat de les Illes Balears).

Señal prohibiendo esta práctica en Formentera (Baleares)

Señal prohibiendo esta práctica en Formentera (Baleares) / Allformentera.com

Los científicos describen el impacto potencial de esta práctica y señalan algunas áreas en las que han confirmado efectos perjudiciales sobre la biota. En la isla de Madeira (Portugal), la alteración del hábitat asociada con la construcción de montículos de rocas es una amenaza para varias especies endémicas con distribuciones muy pequeñas, como la especie de musgo Riccia atlantica, “en peligro crítico'' según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Las lagartijas endémicas de Madeira (Teira dugesii) o las de Baleares y Pitiusas, Podarcis lilfordi y Podarcis pytiusensis, respectivamente, dependen de estas rocas para refugiarse, así como otras especies de invertebrados también endémicos.

“Que no se muevan las piedras”

Hay varias especies que dependen de estas piedras como refugio y, por lo tanto, pedimos a cualquiera que visite áreas sensibles para la conservación de la naturaleza que no mueva estas piedras. Que siga las indicaciones e intente reducir su impacto al máximo. No es fácil anticipar las consecuencias que actividades aparentemente inocuas, como la construcción de estos montículos de piedras, pueden tener en áreas con especies sensibles y amenazadas”, advierte Traveset.

Montones de piedras

Montones de piedras / Pixabay

Los investigadores solicitan a las autoridades que impongan restricciones a la construcción de estas estructuras y a desmantelar las existentes, para no alentar nuevas. “De hecho, esta moda banal e importada de otras culturas constituye un grave atentado al medio ambiente y al paisaje de las áreas naturales”, resalta la investigadora del CSIC.

Hay casos en que el problema ha adquirido tal proporción que ayuntamientos y otras administraciones están empezando a poner multas por apilar piedras en espacios naturales. Es el caso del Ayuntamiento de Camariñas (A Coruña), que hace un par de años instaló carteles advirtiendo de las cuantiosas sanciones (hasta 6.000 euros) para quienes realizan estas prácticas.

........

Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es