Calentamiento global

Estas serán las dramáticas consecuencias del cambio climático en España

Científicos y ecologistas auguran más olas de calor, lluvias torrenciales, grandes incendios e impacto en la salud y la economía, en especial en el litoral mediterráneo

Las olas de calor serán cada vez más frecuentes en España.

Las olas de calor serán cada vez más frecuentes en España. / EFE / José Manuel Vidal

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Aumento de las temperaturas, olas de calor, sequías, lluvias torrenciales, grandes incendios forestales, olas de calor marinas, subida del nivel del mar, impactos en la salud, impacto económico y ciudades inhabitables. Son algunas de las dramáticas consecuencias que el cambio climático ya está empezando a provocar en España. El informe ‘Carrera climática contrarreloj’, de Greenpeace, relata cómo será la España de las próximas décadas sin no se adoptan medidas inmediatas. El documento que deja un resquicio de optimismo, en un apartado titulado ‘Una docena de razones para la esperanza’. Aún hay tiempo para minimizar los daños del calentamiento global.

Las consecuencias del cambio climático, anunciada por científicos y ecologistas, ya se perciben en España perciben desde hace años. Los termómetros cada vez se acercan más a los 50ºC, los incendios son más voraces, las sequías se mezclan con momentos de lluvias torrenciales… El problema es que, tal y como advierten los grupos ecologistas y los científicos, la situación solo tiene pinta de empeorar.

Cauce del río Adaja a su paso por Ávila, afectado por la sequía.

Cauce del río Adaja a su paso por Ávila, afectado por la sequía. / EFE / Raúl Sanchidrián

Aumento de temperaturas y olas de calor. El año pasado fue el más cálido jamás registrado en España y el estrés por calor contribuyó a un exceso de 4.000 muertes. El ritmo de calentamiento en España es, y continuará siendo, más rápido que la media mundial. Se prevé que la temperatura media anual en la península Ibérica aumente entre 1,1ºC y 2ºC en los próximos años, aunque incluso podría superar los 4ºC a finales de siglo en los escenarios de mayores emisiones de gases de efecto invernadero. Habrá más días abrasadores y con más humedad, especialmente en la toda la costa Este, desde Cataluña hasta Andalucía. Aumentará el riesgo de muerte por hipotermia.

Sequías y lluvias torrenciales. España es el segundo país con más estrés hídrico de Europa y con el 75% de su territorio en riesgo de desertificación. Las precipitaciones anuales han disminuido a un ritmo de entre de 3 y 11 litros por metro cuadrado por década desde 1950. Las proyecciones climáticas indican que las sequías serán diez veces peores que las actuales, una circunstancia que se agravará aún más en el Mediterráneo, lo que provocará la disminución de los rendimientos agrícolas y afectará a los ecosistemas. Habrá menos lluvias, pero más intensas y, por lo tanto, con más riesgo de provocar daños. Aumentará el riesgo de inundaciones y dificultará la gestión del agua.

Grandes incendios forestales. En 2022, año de olas de calor y sequía, la temporada de incendios fue la peor en más de una década. La tendencia continúa en 2023: las alrededor de 66.000 hectáreas quemadas de enero a mayo de este año supone el 81% del promedio anual entre 2006 y 2022. Las sequías incrementan el riesgo de incendios, lo mismo que los cambios socioeconómicos de las últimas décadas, que han favorecido la acumulación de material combustible. Todo indica que España seguirá siendo más calurosa y árida. Las estaciones se volverán menos definidas con un alargamiento de la temporada de incendios, que serán cada vez de mayor intensidad.

Olas de calor marinas y subida del nivel del mar. La temperatura media de la superficie del mar Mediterráneo ha aumentado el triple que la mundial entre 1982 y 2018. Este aumento, de aproximadamente 0,4°C por década, se ha asociado con un aumento apreciable de las olas de calor marinas desde la década de 1980. Se prevé que la temperatura media de la superficie del Mediterráneo aumente entre 1,8°C y 3,5°C para 2100. Además, en España el ritmo de subida del nivel del mar se ha duplicado en los últimos 20 años. Este hecho, en sinergia con fenómenos meteorológicos extremos, podría afectar infraestructura crítica como los puertos marítimos.

Incendio forestal en Puntagorda (La Palma).

Incendio forestal en Puntagorda (La Palma). / EFE / Miguel Calero

Impactos en la salud. El aumento de la exposición al calor afecta a la salud humana, aumentando la incidencia de algunas enfermedades y, en último término, la mortalidad. Son especialmente vulnerables los bebés y las personas de edad elevada. Las temperaturas más altas, combinadas con el uso de la tierra y el cambio de la cobertura vegetal, provocan que más áreas sean adecuadas para la transmisión de enfermedades por vectores. El calor aumenta el riesgo de hipertermia y también el de morbilidad por cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular isquémico, arritmia cardíaca, deshidratación, insuficiencia renal aguda, enfermedad por calor, diarrea y golpe de calor.

Impacto económico. El cambio climático afecta a las finanzas, a la producción de alimentos y a los recursos marinos. Se espera que el calor extremo afecte negativamente la productividad laboral. A finales de este siglo, el sur de Europa, incluidas partes de España, experimentará una pérdida generalizada de horas de trabajo de al menos un 15%, llegando a más del 50% en las áreas más afectadas por el calentamiento, recoge el informe. Las pérdidas económicas atribuibles a las olas de calor serán en España de hasta el 3% del producto interno bruto (PIB) en 2060. Los cambios de los patrones de lluvia y la reposición de los recursos de agua subterránea, tendrán un impacto en los rendimientos agrícolas.

Ciudades inhabitables. Las áreas urbanas, en particular las costeras, se verán más afectadas por el cambio climático y los riesgos asociados a eventos extremos como lluvias torrenciales, inundaciones y períodos prolongados de calor. En las próximas décadas habrá un riesgo significativamente mayor para la salud humana que se verá agravado por el efecto ‘isla de calor urbano’. Las ciudades y los asentamientos de baja altitud, las islas pequeñas y las comunidades deltaicas sufrirán graves perturbaciones para 2100 y, en muchos casos, ya en 2050. Junto al calentamiento del suelo, la costa española experimentará un aumento de la humedad. Aumentará el riesgo de tormentas de invierno y de olas de calor.

Inundaciones en la rambla de Espinardo, en Murcia.

Inundaciones en la rambla de Espinardo, en Murcia. / EFE / Daniel Marín

Razones para la esperanza

"Aunque las previsiones de la ciencia nos plantean un panorama donde España se verá cada vez más afectada por el cambio climático en múltiples niveles, todavía estamos a tiempo de frenar las peores consecuencias", señala el informe de Greenpeace, que recoge doce medidas que resulta imprescindible acometer para minimizar los daños del cambio climático.

1. Reducir a cero las emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2040 en toda la UE y, en España, en un 55% para 2030 respecto a 1990. Llegar a un sistema eléctrico eficiente, inteligente y 100% renovable en 2030 y descarbonizado en 2040.

2. Detener las nuevas inversiones y subvenciones al gas y otros combustibles fósiles y, en su lugar, dedicar los recursos a financiar un plan de rehabilitación energética de todas las viviendas para reducir la demanda de gas.

3. Implementar el Plan Nacional de Adaptación frente a las amenazas del cambio climático con un presupuesto adecuado.

4. Realizar más investigaciones y estudios que permitan determinar si los eventos meteorológicos extremos están relacionados con el cambio climático y cuantificar su mayor probabilidad de ocurrencia en y para España.

5. Ampliar la protección y recuperación de ecosistemas y de especies hasta alcanzar al menos el umbral de un 30 % de la superficie terrestre y marina protegida para 2030.

6. Aprobar normativa que obligue a empresas y administraciones a adaptar infraestructuras y edificios, así como a evaluar y prevenir riesgos laborales asociados al cambio climático.

7. Reducir la vulnerabilidad al riesgo de sequía, aminorando la cantidad total de agua consumida, fundamentalmente por el regadío intensivo e industrial y luchando contra la sobreexplotación y contaminación de ese valioso recurso.

8. Intensificar la coordinación con las comunidades autónomas en la prevención de incendios forestales.

9. Establecer un fondo presupuestario de apoyo a la prevención de incendios y gestión forestal para fortalecer el trabajo de todas las administraciones y actores.

10. Impulsar una gestión forestal adaptativa para conformar paisajes con una diferente respuesta al fuego y su propagación.

11. Eliminar las construcciones e instalaciones situadas en dominio público y en zonas inundables que puedan implicar un grave riesgo para las personas y los bienes, como exige el Plan Hidrológico Nacional.

12. Incluir el riesgo de inundaciones en todas las planificaciones urbanas y urbanísticas, como indica la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

Informe de referencia: https://es.greenpeace.org/es/wp-content/uploads/sites/3/2023/07/exeter-castellano.pdf