Conservación

Oceana pide la protección estricta de 50 enclaves marinos en España, donde no se podría pescar

La estrategia de biodiversidad de la UE prevé proteger el 30% de las aguas para 2030, y el 10% de ellas en régimen estricto

La entidad conservacionista afirma que las actuales áreas marinas protegidas son solo 'parques de papel'

Zonas que propone proteger Oceana de forma estricta

Zonas que propone proteger Oceana de forma estricta / Oceana

Redacción/Efe

La entidad conservacionista Oceana propone la creación en España de 50 'refugios marinos' que dejarían bajo protección estricta (se restringiría toda actividad "extractiva y dañina"), lo que afectaría a un 4,2% de las aguas jurisdiccionales nacionales, a fin de cumplir en 2030 con los objetivos de biodiversidad de la Unión Europea.

La organización denuncia que España es uno de los países más atrasados en la creación de estas reservas integrales, pues, tal y como reconocía el gobierno español en 2020, “sólo un 0,2% de la superficie marina protegida se encuentra bajo protección estricta”.

Mientras, la estrategia de biodiversidad de la UE aspira a proteger para 2030 el 30% de sus aguas, de las que al menos un 10% deberá estar bajo protección estricta, de manera que no se pueda pescar en ellas pero sí se permitan ciertos usos científicos orientados a mejorar la gestión de la reserva y, en algunos casos y de forma muy controlada, también recreativos.

Los mares españoles no están suficientemente protegidos

Los mares españoles no están suficientemente protegidos / shutterstock

Así, para 2030, España debería proteger estrictamente, como mínimo, un 10% en cada una de sus regiones marinas y, “como paso intermedio lógico, y para afianzar la consecución de este objetivo”, desde Oceana consideran que debería designarse “al menos un 5% para 2025”.

Parques solo sobre el papel

Silvia García, una de las científicas marinas de Oceana que han trabajado en esta propuesta, argumenta que “España está muy adelantada” en la designación de zonas protegidas, pues “ha hecho un trabajo impresionante” a través de proyectos como el Life Intemares para investigar y detectar esos enclaves marinos que conviene proteger. Sin embargo, la idea de la propuesta es dar un “último paso en la gestión” de esas zonas que en Oceana llaman “parques de papel” pues “son designaciones en papel, pero luego, en la realidad, no hay ninguna diferencia”.

Puntos propuestos

Puntos propuestos / oceana

Listado completo

Listado completo / oceana

El problema, señala, es que gestionar adecuadamente esas áreas marinas protegidas implica hacer ver al sector pesquero que las medidas de conservación benefician a todos, y salir por tanto de esa “visión cortoplacista” que García denuncia existe en torno a esta cuestión, tanto en el ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, dice, como en la industria pesquera.

“Hay una visión cortoplacista a los votos y al pescado de mañana, pero no al pescado de pasado mañana”, recalca la investigadora, que juzga que esa conversación para acercar posiciones no se está produciendo todo lo que debería.

Así, en lugar de seguir intentando "exigir al pescador un cambio de mentalidad" para preservar las áreas marinas de alto valor ecológico, desde la ONG abogan por este mecanismo que ya contempla la UE en sus planes: la protección estricta.

Praderas marinas y especies amenazadas

Las zonas elegidas por Oceana -por su aporte de beneficios ecosistémicos como, por ejemplo, la capacidad de fijar carbono de las praderas de fanerógamas marinas, o por la frágil situación de especies en peligro que habitan en ellas- coinciden en 35 casos con áreas marinas ya protegidas "sobre el papel”.

Otros 15 refugios se crearían de cero en espacios que no forman parte de áreas marinas protegidas, pero se rodearían de “zonas de amortiguación” para minimizar los impactos externos.

Praderas de posidonia oceanica

Praderas de posidonia oceanica / Manu San Félix

Una de las “líneas rojas” para estas reservas integrales es la prohibición, “sin excepción”, de las actividades “extractivas y dañinas”, que “no deberían tener cabida en ningún tipo de área marina protegida, como único modo de proteger efectivamente los ecosistemas”.

Los usos recreativos, por su parte, se permitirían "sólo de manera excepcional, con autorización, y tras un análisis caso por caso", sugiere Oceana, atendiendo a factores como el estado de la zona, los tipos de hábitats y especies, el tamaño del área, o la profundidad y asegurando que el uso tiene un impacto es "prácticamente nulo", "bajo condiciones totalmente controladas, y monitorizando el estado del ecosistema y de cada uno de los hábitats y las especies objeto de protección".

Informe completo de Oceana, en este enlace.

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