Un día a primera hora de la mañana en la redacción de SUPER. Estábamos los poquitos que solemos estar a esas horas (Lidia, Mari Carmen, Begoña... en estos momentos no tengo muy claro quiénes estábamos, la verdad) y en eso entra por la puerta José Manuel López dispuesto a ordenar sus fotos tras regresar de ese partido fraude del Valencia CF contra el Atalanta en Milán. La sonrisa de los que estábamos ahí parece una tontería pero debo ser franco y afirmar que a mí no se me olvidará jamás, y más todavía leyendo la importancia que ese viaje ha tenido para el propio José Manuel y del riesgo que corrió casi sin darse cuenta cumpliendo su misión.

Fue una reacción inconsciente y con una sonrisa en la cara de todos. Pero fue entrar José Manuel por la puerta y ponernos todos de pie hablando del coronavirus y de si estaba infectado o no. Con José Manuel, parecía que entonces el problema no iba con él y, siendo franco, para los que estábamos en la redacción fue más unas risas si quieren con cierta ingenuidad por nuestra parte que algo serio y dramático como está sucediendo hoy en día en todo nuestro país. Rebobino en mi mente y me doy cuenta de que en ese instante ninguno de los que estábamos en la redacción, incluido el propio José Manuel, prestó la atención necesaria al asunto, nada que ver con el miedo por un posible contagio de este virus que hoy en día nos tiene a todos confinados en casa y muy preocupados pensando en el futuro.

José Manuel, ya pasado el tiempo de su viaje, escribe ahora sus sensaciones por todo lo acontecido y realmente nos conciencia con la importancia que ese viaje tiene hoy en día en su cabeza y la escasa importancia que tuvo en su día cuando regresó de cubrir en Italia ese partido. Hoy sus reflexiones son un poco las de todos y ciertamente llegan directamente al alma. Y solo un dato más: hoy en día sí sabemos todos la que nos estamos jugando. Y un abrazo enorme a José Manuel. El presente nos ha borrado a todos aquella sonrisa de la cara.

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