La defensa de Dani Alves ha centrado la sesión en su embriaguez la noche de la presunta agresión sexual. Su exmujer ha recordado que llegó a casa a las cuatro de la mañana oliendo a alcohol y tan borracho que se golpeó con el armario de la habitación. Tras su declaración, Joana Sanz abandonaba la Audiencia despidiéndose con un abrazo de la madre de Alves. Los amigos que cenaron con él también han insistido en que bebió demasiado. Bruno, que lo acompañó a la discoteca, ha asegurado que mezcló vino, whisky, ginebra y cava. La abogada de Alves intenta así atenuar la posible condena incidiendo en que estaba tan ebrio que no era consciente de lo que hacía. Pero el resto de declaraciones han mantenido la versión de la denunciante. Uno de los trabajadores de la discoteca oyó cómo la chica explicaba que, ya en el baño, se arrepintió de estar allí y dijo que no quería mantener relaciones sexuales, pero Alves no la dejó salir. Los mossos que intervinieron aseguran que la joven estaba en shock. Se sentía culpable y tenía miedo a denunciar por si no la creían y se desvelaba su identidad. Según un agente, la joven le dijo que no quería dinero, solo justicia.