Como hace trece años con el gol de Iniesta, se desata la locura colectiva: toda España entregada a ellas.

Una afición que no deja de animar también en los bares y que sufre en momentos clave.

Plazas llenas que vibran con nuestros colores. Y la victoria se recibe así, con este entusiasmo.

Un país volcado con una Selección que tiene energía para rato.