Dos días después de su sorprendente regreso, José Campaña siguió este martes en el día libre del equipo con el plan de recuperación para su lesión de tobillo, ésa que según el parte oficial iba a tenerlo «entre dos o tres semanas» en el dique seco y por la que estaba completamente descartado para el Nàstic, contra el que acabó jugando el último cuarto de hora. Ni un minuto más ni uno menos: ése era el pacto entre Muñiz y el doctor con el visto bueno, por supuesto, del jugador. Aunque si hubiese sido por el propio Campaña, se habría puesto incluso de titular.

El milagro de Campaña no fue tal

Al menos no lo entienden así desde dentro después de que a mediados de la semana pasada, sobre todo a partir del miércoles, la evolución fuese espectacular. En las sesiones del jueves y el viernes se confirmó el progreso y el sábado estaba pidiendo pista y siendo objeto de las bromas de sus propios compañeros, que le pedían que golpeara fuerte con la izquierda. A esas alturas aún no se había entrenado con el grupo, pero sin peligro de impactos era prácticamente capaz ya de hacerlo todo.

Comenzaba así más que el milagro, la ‘operación’ Campaña, aunque después de una conversación a tres bandas entre jugador, técnico y cuerpo médico lo que se decidió fue que volviera al grupo al siguiente lunes. Era lo consecuente en vistas del resultado de las ecografías y resonancias a las que se iba sometiendo. También a su respuesta al tratamiento específico, llevado a cabo en las propias instalaciones del club con la tecnología de fisioterapia en la que se invirtió el pasado verano.

La decisión, conservadora, era la de no correr riesgos y evitar cualquier peligro de recaída. Estaba claro, además, que su autonomía era limitada. No habría aguantado un partido entero ni tampoco demasiado más del cuarto de hora con el que al final entraría en la convocatoria.

Con todos esos datos en la mano, el gripazo de Verza el domingo por la mañana fue el detonante, como dijo Muñiz, de que los plazos se aceleraran. Contando con la voluntad del futbolista por reaparecer, el técnico culminó la operación convocándolo para curarse un salud con un relevo para los centrocampistas ante cualquier imprevisto o síntoma de cansancio, que es lo que precipitó a la postre la sustitución de Espinosa. El míster, además, respetó escrupulosamente lo que se había pactado y echó mano de él en el 74’.

«Su evolución era muy buena, iba mejorando día a día, porque lo que teníamos era un tratamiento conservador. Por la mañana se queda fuera Verza por fiebre y entonces tienes que cambiar tus planes para reequilibrar el banquillo sabiendo que no corrías riesgo: teníamos la autorización médica y habíamos visto los últimos entrenamientos de Campaña», aseguró Muñiz, consciente aun así de que pese a esa progresión como mínimo hasta mañana no podrá evaluar sobre el terreno como está para el partido contra el Zaragoza en La Romareda. Y es que Campaña continúa entre algodones y a día de hoy no está claro del todo que pueda jugar de titular o aguantar un encuentro completo.