Opinión

El Valencia de Baraja nos tapa muchas vergüenzas al entorno

El Valencia se impuso a Osasuna y sumó tres puntos clave en su camino hacia Europa

El Valencia se impuso a Osasuna y sumó tres puntos clave en su camino hacia Europa / LALIGA

Las pintadas de este fin de semana describen a parte del entorno del Valencia. Primero a los maleducados irrespetuosos que manchan el cauce del Turia con semejante bazofia. Después a aquellos, pocos gracias a Dios, que aplauden que se lleven a cabo estos actos vandálicos; porque eso es lo que son, sin más. Para continuar, a los que se ponen de perfil porque les viene bien, o al menos no mal, ya que no salen en esa foto. Y por último a los que durante años llevan echando gasolina a un incendio que no tiene sentido y en el que al final pasará algo que todos terminaremos lamentando. 

Son muchos años diciendo que este entorno es tóxico, que da agonía, que se ha promovido un falso guerracivilismo entre valencianistas que no tiene razón de ser. Un entorno en el que el señalamiento, por parte de aficionados y también de la opinión pública, ha sido algo habitual, como si una burrada así pudiera normalizarse de alguna manera. La barra libre ha durado tanto, y ha sido tan «libre», que ahora mismo no hay forma de dar marcha atrás, de poner el freno. De parar esta locura. 

Se ha promovido que si no pensabas de una determinada forma eras malo, un vendido, un “meritoner”. Pues bien, como por fortuna hay mucha gente sobradamente inteligente y que no se deja influenciar, cada vez son más los que alzan la voz, cosa que les cuesta llevarse palos públicos como si hubieran cometido un delito. Vergonzoso. Lamentable, con todas las letras. No se puede calificar de otro modo. Y a mí no se me caen los anillos: un abrazo y mucha fuerza a Nacho Sanchis, Fran Guaita y Julio Insa, periodistas; el último mi maestro. Culparles de algo es tener muy poca vergüenza. Y otro abrazo para Layhoon, Javier Solís y Miguel Ángel Corona. Se puede juzgar una labor profesional, pero otra cosa muy distinta es un linchamiento con espectadores que, encima, aplauden.

Somos un club de contrastes brutales, de frío y calor extremo, de tener razón por encima de la entidad, de buscar enemigos cuando no hay nada mejor, de cometer los mismos errores de toda la vida, de no analizar nada. El TSJCV fallaba contra el Valencia, no contra Meriton, a cuenta de la caducidad anticipada de la ATE. JAMÁS discutiré una decisión de la justicia, porque si no creemos en ella somos una sociedad fallida. No debemos olvidar el objetivo, sacar a Lim, y para eso hay que seguir un camino muy concreto. Uno que muchos no quieren tomar porque puede más el interés particular que el general. A mí lo que le pase al máximo accionista me trae sin cuidado, pero lo que le ocurra a mi club no. Esa sentencia, que no es firme y veremos si se recurre (y a saber qué podría pasar en ese caso), es mala para el Valencia. Y sí, Meriton es el gran culpable de esta situación por no haber movido un dedo en diez años. Una cosa no quita la otra. Analicemos más y gritemos menos.

Estoy orgulloso de mi amigo Rubén Baraja hasta límites que no puedo ni explicar. Ha conseguido que hablemos de fútbol, que nos ilusionemos con nuestro equipo, que miremos hacia arriba, que recuperemos el orgullo. Afortunadamente, lo que yo diga ya no es extraño. Ya nadie me mira raro, ya no es lo de que «como es amigo tuyo…». Ya no. Todos somos del Pipo, como siempre, como toda la vida, y eso me hace inmensamente feliz. Queremos llegar más allá de lo que nadie pudo imaginar, y vamos a morir por ello. Dale fuerte, señor entrenador, dale fuerte.

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