El Barcelona se está poniendo pesado con sus repetidos intentos de llevarse a Jérémy Mathieu a Can Barça. Sin embargo, una y otra vez la respuesta del Valencia es la misma. «Mathieu no se vende. No negociamos, lo queremos en el equipo de la próxima temporada, y así se lo vamos a decir las veces que haga falta». La respuesta del club es tajante. Firme. Una contestación muy similar es la que se llevó el jueves en su camino de vuelta a casa Andoni Zubizarreta. El director deportivo de la entidad culé había telefoneado al mánager general deportivo del Valencia solicitando una cita en un punto intermedio. Rufete accedió por pura cortesía y la cita se desarrolló en Peníscola.

Pese a haber compartido mesa y mantel en la marítima localidad castellonense ,situada a 145 kilómetros de Valencia y 222 kilómetros de Barcelona, Zubizarreta no consiguió ni el más mínimo gesto de complicidad por parte del mánager blanquinegro en lo que al asunto de Mathieu se refiere. La conclusión que, poco más tarde, tuvo que comunicar el exportero a su jefe directo, el presidente Josep Maria Bartomeu, es que la única solución que pueden tener a día de hoy para el fichaje es convencer al central de que se acerque a la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y deposite las cantidades que deriven de su cláusula de rescisión. Una misión para los culés, a estas alturas, más que complicada.

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