Cesare Prandelli quiere a los jugadores que no sientan la camiseta del Valencia fuera de su equipo en el mercado de invierno. "¡Quien no tenga amor por la camiseta ¡fuera!". "Fuori", como repitió una y otra vez en italiano el pasado viernes en la sala de prensa de la ciudad deportiva de Paterna. El italiano prepara una revolución en la plantilla. Por eso ha volado a Singapur para reunirse con Peter Lim junto a Layhoon Chan y Suso García Pitarch. Allí se pondrán encima de la mesa los nombres de todos los jugadores del equipo. Entre ellos los de Jaume Domènech y José Luis Gayà. Los dos únicos valencianos del primer equipo. SUPER captó el sufrimiento de los dos ´canteranos´ el pasado sábado en el banquillo de Anoeta. Podrán jugar o no. Podrán ser mejores o peores. Podrán estar en un mejor o peor momento de forma, pero una cosa está clara, los dos sienten la camiseta del Valencia. Solo hay que ver las imágenes.

Ser valenciano no significa querer más al Valencia que otros futbolistas. La historia del club está llena de ejemplos. Dicho eso, lo que nadie puede negar es la implicación de Jaume y de Gayà, dos futbolistas criados en la Academia que han luchado mucho para llegar al primer equipo y cuyas vidas giraron, giran y girarán siempre en torno al club. Por su sentimiento de pertenencia y porque buena parte de sus familiares y amigos son valencianistas. Ver al equipo agonizando en los puestos de descenso a Segunda no es fácil para nadie, pero aún menos para ellos. Los dos, pase lo que pase esta temporada, tienen su vida en Almenara y Pedreguer respectivamente. Que se lo pregunten a Tendillo por ejemplo cuando su Valencia perdió la categoría. SUPER captó el sufrimiento de los dos en el Anoeta. Sus caras eran un poema. Sus gestos recuerdan a los de algunos aficionados en Mestalla. Gayà se echaba las manos a la cara. No se podía creer lo que estaba viendo. A continuación, se dejaba caer abatido en el respaldo del asiento con la mirada perdida. Los mismos gestos de desesperación hacía el portero. Jaume apoyaba sus codos en las rodillas y, pensativo, se llevaba las manos a la cara. Instantes después, miraba al suelo. Las cosas no están saliendo como el equipo esperaba. Ni a ellos ni a nadie. Es difícil medir el grado de sufrimiento, amor a un club y actitud de cada futbolista, pero en el caso de Gayà y Jaume no parecen sospechosos de, como decía Prandelli, no sentir la camiseta. Gayà se fue llorando del Pizjuán.

Los dos sufrieron desde el banquillo de Anoeta los noventa minutos porque ninguno de los dos tuvo participación en el partido. Algo a lo que no está acostumbrado Gayà. De hecho, es la primera vez en la Liga desde que arrancó la temporada 2014/15 con Nuno que el lateral izquierdo se pasa todo el partido en el banquillo. O era baja o salía de titular o entraba como suplente. Solo hay un precedente. No saltó al césped en un Valencia-Betis del 19 de septiembre de 2015. Eso sí, en aquella ocasión fue por rotaciones en una semana de tres partidos. Gayà encadena su tercera suplencia consecutiva con Prandelli a las puertas de mercado de invierno. No jugó contra el Sevilla, el Málaga y la Real -con Montoya a pie cambiado-.

El portero espera la Copa

Diferente es la situación de Jaume. El portero tampoco tiene la titularidad ahora mismo. Diego Alves es fijo en Liga para Prandelli. Sin embargo, el ´Gat´ ha salido reforzado recientemente por la decisión del técnico y Suso García Pitarch de darle el rol de tercer portero a Mathew Ryan. El de Almenara fue titular en la ida de Copa contra el Leganés. Encajó un gol, pero dejó buenas sensaciones. El próximo 21 de diciembre está llamado a repetir en la vuelta de la eliminatoria en Mestalla. Sabe que va a tener oportunidades y trabaja para estar preparado y aprovecharlas. Por ganas de ayudar no va a ser. Ni a él ni a Gayà.

La buena noticia para los dos en San Sebastián fue el estreno oficial del también canterano Carlos Soler. Ambos le felicitaron, recordaron sus respectivos debuts con el Valencia y le animaron a continuar trabajando como lo está haciendo.