Unai Emery parece otro. Ni mejor, ni peor, simplemente otro. Y no solo por su nueva puesta en escena en las ruedas de prensa, en la distancia corta también parece cortado por otro patrón. Detrás de tal cambio se esconde el nombre de Miguel Brito. Y el del Chori Domínguez.

Unai Emery explotó cuando Miguel Brito llegó tarde al entrenamiento del último viernes del mes pasado. Explotó con el retraso de Miguel y con la salida nocturna de otros seis jugadores de la plantilla. «Lo que han hecho es una barbaridad», decía.

Tan harto estaba, que por una vez dejó de lado su libro de estilo. Emery se olvidó del diálogo y pidió al club que apartara de la disciplina del primer equipo al portugués. No fue fácil para un tipo que se ha caracterizado por dar siempre la penúltima oportunidad a los futbolistas y que cree en la teoría de los ´partidos para todos´ como motor del vestuario por aquello de que si todos juegan, todos están enchufados; pura lógica que no siempre funciona en esto del fútbol.

Unai apuesta por hacer grupo desde la confianza en cada jugador pero lo cierto es que la primera vez que ha paseado el látigo lo ha hecho con tino. El día después de apartar a Miguel de la disciplina del primer equipo dio una rueda de prensa y dijo que a Bilbao «van los veinte futbolistas más comprometidos, los más implicados. Son veinte que suman, que son necesarios para los partidos que vienen y son necesarios para hacer grupo». De las palabras a los hechos; los únicos futbolistas que no entraron en la convocatoria por decisión del entrenador fueron Miguel y el Chori Domínguez.

Aquello fue un sábado por la mañana en la ciudad deportiva, ya domingo, de noche y en San Mamés, el Valencia hizo el que muchos dicen fue el mejor partido de la temporada hasta ese momento. En una segunda parte espectacular, el Valencia le dio la vuelta al marcador y se impuso 1-2. Esto, en clave futbolística solo tiene una interpretación: «Míster, estamos con contigo». Y la respuesta del vestuario ante la mano dura del entrenador se extendió al miércoles de la semana pasada cuando solo la magia del mejor jugador del mundo pudo doblegar a un equipo que maniató y trató de tú a tú al Barcelona de Guardiola y de los records. La victoria en Son Moix —otra vez remontando un 1-0 en contra— no hace más que reforzar al entrenador.

Probablemente no lo admita públicamente, pero sí lo dice a su gente, decidió apartar a Miguel para no transmitir la imagen de que él no pinta nada; ahora ve al equipo y siente que acertó, siente que la primera vez que saca el látigo los jugadores han aprobado su decisión. En definitiva, se siente respaldado por el vestuario. La respuesta de los jugadores le refuerza y le hace sentir mejor. Emery ve con orgullo como sus futbolistas se convocan solos y hasta le piden viajar. Eso, no solo no lo niega, eso, lo dice en público: «Si no convoco a Aduriz para Mallorca me pega».

Como Albelda y Joaquín, que insistieron en estar en Mallorca aunque fueran descartados finalmente porque quieren estar con el equipo. El viernes por la mañana, en rueda de prensa, el entrenador casi descartó al de la Pobla Llarga para el choque de Mallorca, pero tras hablar con él al finalizar el entrenamiento vespertino no lo dudó. Por ello tuvo un detalle con los dos y contra pronóstico tuvieron minutos en Son Moix.

Son días felices para Emery y los suyos, y lo de ´los suyos´ no es un casual. Algunos jugadores no son ´de los suyos´. El Chori, con quien el desencuentro es público. No se hablan. El técnico se ha sentido defraudado por el argentino, al que ha dado infinidad de oportunidades. No le gustó que se fuera a hablar con el presidente sin decirle nada a él que tanto cariño en forma de titularidades le ha dado, y sobre todo, no le va a permitir más que le recrimine que siempre es el primer cambio. Lo hizo el argentino cuando entró por él Soldado en el minuto 55 del partido ante el Sporting de Gijón. Dos días después del desplante del Chori a su segundo, Emery recriminó su actitud al argentino delante del vestuario y le impuso una multa. A Emery solo le faltó saber que el delantero que llegó de la liga rusa era de los que estaba en Gasoil en la famosa noche de la que figuradamente, se puede decir nace el actual Valencia. Por aquello de que tras la tormenta siempre llega la calma, y en este caso, el buen rollo.

Digamos que el Chori no es ahora de la cuerda de Unai, de ahí los recaditos que se han enviado ante los micrófonos. Sábado 26 de febrero; el Chori es el único descarte técnico para el partido de San Mamés. Unai Emery en rueda de prensa: «Van los veinte que suman». Miércoles 2 de marzo, minutos antes de que empiece el partido ante el Barcelona en Mestalla y para el que el Chori no está convocado. Salva Folgado, de Ràdio 9 asalta al argentino y le arranca estas palabras: «Se tiran frases como que hay jugadores que suman y jugadores que no, y luego el único no convocado fui yo. Es muy fácil tirar frases y después no explicar cuál es el problema. Yo no sé cuál es el problema». Termina el partido, victoria del Barcelona. Sala de prensa de Mestalla. Emery sobre las palabras del Chori: «Los hechos van por delante de las palabras. Las mejores quejas son las que se hacen en el terreno de juego y demostrándolo. El Chori ha tenido su momento, que insista y que trabaje».

Afortunadamente para los aficionados, la realidad del Valencia es otra, la realidad es la de Joaquín bromeando con Pablo, «no vas a jugar en Alemania, yo hice dos goles en el Calderón y al partido siguiente fui suplente...».