Eran las diez de la mañana de ayer en Argentina y el Ratón Ayala acababa de acabar su entrenamiento particular en el gimnasio. Nada más entrar al vestuario alcanzó su teléfono móvil y se sorprendió nada más ver la cantidad de menciones que tenía en Twitter. Algo extraordinario estaba pasando. «¿Qué pasó? ¿Qué hice?», se preguntó sin acabar de descifrar la procedencia de tanto movimiento en la red social. Se cumplían 14 años de su gol en La Rosaleda. Su cabezazo valió una Liga en 2002 y el valencianismo lo tiene muy presente. Instantes después, recobró el sentido. «La verdad que es una alegría para mí, esta fecha es como festejar el cumpleaños de un hijo por todo lo vivido. Sinceramente, repasas las cosas que le han pasado a cada valenciano, las cosas que nos han pasado a nosotros mismos en las celebraciones y en aquel título después de tanto tiempo y es increíble», explaba emocionado en directo en El Murciélago de Levante TV.

El mítico central del Doblete y exsecretario técnico del Valencia pospuso la ducha para atender la llamada y evocó aquella tarde mágica que supuso una Liga tres décadas después y la continuidad en la tendencia de títulos que asumió el Valencia a principios de los 2000. Nada más anotar aquel gol, para el que saltó como él solía hacer, con potencia de tren inferior, quedándose suspendido en el aire, su reacción no fue de euforia. Ayala llamó a la cautela cuando al valencianismo solo le salía explotar en un gesto que ha pasado a la historia del club: «En ese momento pensé en no festejar antes de tiempo, nos habíamos puesto por delante en el marcador, yo fui para el lado donde estaba el banquillo y vi que saltaron todos en ese momento. Tranquilos, no festejemos antes. Mi idea fue esa. Pensé eso, todavía faltaba faena por hacer pero después afortunadamente Fabio Aurelio cerró el partido tras unos momnetos de tensión. La alegría fue inmensa».

Difíciles de batir

Fabián destaca que una de las particularidades de aquel equipo era que «nosotros marcábamos un gol y sabíamos que no nos iban a marcar. Creíamos mucho en nosotros, nos entendíamos. No éramos un equipo tan goleador, fuimos un equipo que siempre nos defendimos muy bien». Ese era uno de los secretos del éxito. Ahora, años después, una vez cerrada su etapa como secretario técnico en el club, ve al Valencia desde la distancia. «No sé qué ha ocurrido. No hace mucho tiempo el equipo daba garantías, hubo un par de cambios de nombres respecto de la temproada anterior y nada más... Se había hecho un buen trabajo, el Valencia había puesto los pies sobre la Champions. El futbolista no se puede quedar con lo que ha hecho, tiene que pensar todos los días que hay que ir y ganarse el puesto porque el fútbol no es lo que hiciste sino lo que vas a hacer... Deseo que pase ya la temporada, que se vuelva a pensar en la próxima... El Valencia tiene que estar peleando en esta etapa del año», sentenció.