La DGT avisa de las multas que conlleva conducir con estas enfermedades

Además de las circunstancias del tráfico, los conductores deben procurar presentar un estado físico óptimo para circular sin que surjan mayores problemas

La Dirección General de Tráfico (DGT) ha dispuesto diferentes mecanismos para asegurar la seguridad vial y reducir todo lo posible las muertes en carretera. Entre ellos está la valoración de la aptitud física para manejar un vehículo por parte de los usuarios. De esta forma, el código de circulación prohíbe que los conductores que padezcan determinadas enfermedades puedan ponerse al volante. Se trata de afecciones de diversa índole, con el rasgo común de que pueden influir en la capacidad del usuario para conducir correctamente, así como suponer un perjuicio para su salud.

Enfermedades digestivas como el trasplante renal o la nefropatía con diálisis, aunque esta última no es excluyente siempre que se presente un informe médico favorable de su evolución, son por ejemplo algunas de las enfermedades que pueden impedirte conducir. Los trasplantados, por su parte, deberán esperar seis meses tras la intervención para renovar su permiso.

Las dolencias o trastornos oncológicos y oncohematológicos también imposibilitan la conducción, si bien la ausencia de dolor durante un tiempo puede contribuir a la reincorporación del usuario en cuestión. Algo similar sucede con las enfermedades vasculares: impiden coger el coche únicamente si el paciente corre peligro de rotura de vasos. Entre las cardíacas se encuentran las arritmias, los portadores de marcapasos o el infarto agudo de miocardio. Otros grupos de enfermedades bajo las cuales está prohibida la conducción son las psiquiátricas como el alcoholismo, la drogadicción, la depresión y la ansiedad, y también las de carácter degenerativo como el alzhéimer, el párkinson o la osteoporosis.

En las carreteras siempre son pocas las precauciones que pongamos para salvaguardar nuestra seguridad y la del resto de usuarios. Por ello, aparte de las circunstancias del tráfico, los conductores deben procurar presentar un estado físico óptimo para circular sin que surjan mayores problemas. En caso de no cumplirse esta normativa las sanciones correspondientes pueden acarrear multas económicas de hasta 6.000 euros.