La final del Mundial de Clubes dejó una de las acciones más ridículas en la historia del fútbol. El árbitro del encuentro se convirtió en el gran protagonista en el minuto 90 después de no expulsar a Sergio Ramos, a pesar de meterse la mano en el bolsillo para sacar la amarilla. El motivo parece claro. El colegiado sabía que el central blanco llevaba amarilla y decidió no sacarle del campo para beneficiar claramente al conjunto dirigido por Zidane.

En la segunda parte de la prórroga, el Kashima acabó sucumbiendo ante el Real Madrid tras ver cómo Cristiano anotaba dos goles, pero la realidad es que el conjunto nipón había quedado duramente lastrado por la decisión arbitral, que incluso provocó la impotencia de la mayoría de los futbolistas. De hecho, el portugués fue el primero en ir a protestar al colegiado la decisión de no echar fuera a un Sergio Ramos que incluso se vio fuera cuando éste se echó la mano al bolsillo.

En la celebración del título, tras ganar por 4-2 al Kashima, Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo, mientras festejaban la consecución del Mundial de Clubes, también tuvieron tiempo para 'mofarse' de la no expulsión del central.