En plena euforia por el 4-0, Unai Emery puso el freno de mano y no por postureo. «Hay que prepararse para sufrir, en el Camp Nou los 90 minutos van a hacerse largos». Lo dice un entrenador con motivos para odiar el hashtag #remontada. La gestión de los marcadores a favor ha sido su talón de Aquiles a lo largo de su carrera. Le pasó con el Valencia, del que se fue siendo el técnico más remontado de su historia (26). Repitió en el Sevilla y durante su corta estancia en Rusia no se salvó el Spartak: en Champions fue ganando en Can Barça 1-2 hasta que Messi volteó el marcador con un doblete en los últimos 20 minutos.

En el historial de Unai pesa mucho el síndrome de las remontadas, aunque en esta oportunidad la ventaja se antoja definitiva. A sus órdenes el PSG se ha caracterizado por dar el do de pecho ante los grandes, como demostró en la ida, y fallar ante los pequeños, algo que es de lo que más se le afea en Le Championnat. En París, donde el resultado incluso pudo ser aún más amplio, le dio un baño táctico a Luis Enrique.

Sin embargo, dos semanas después, y con el anuncio del adiós del asturiano de por medio, en Barcelona poco a poco han ido animándose, sobre todo a raíz del paseo triunfal del sábado ante el Celta. Con aquella derrota los culés tocaron fondo y de hecho desde entonces, al menos a nivel de resultados, el rumbo lo han ido enderezando con victorias tan determinantes como la cosechada en el Calderón, un importante espaldarazo moral.

Los jugadores del Barça, responsables de alimentar ese ambiente, han llenado sus redes sociales en los últimos días con mensajes optimistas y ambiciosos como este de Neymar: «Mientras tenga un 1% de posibilidades, tendré un 99% de fe». O el de Iniesta: «Creer y creer, siempre». También Luis Suárez en una entrevista publicada ayer en la revista France Football daba pábulo al objetivo de obrar el milagro este miércoles: «Si hay un equipo que puede remontar un 4-0, ése es el Barça. Va a ser difícil revertir la situación, pero no imposible. Si un equipo puede anular un marcador de este tipo, es el Barcelona. Tiene las cualidades y el carácter para salir de una situación así, tan complicada».

Con 3-4-3 y a por todas

El anuncio de Luis Enrique sobre su adiós en junio ha tenido un efecto liberador en el equipo, que curiosamente cuando peor lo tenía ha terminado recuperando el liderato. Al menos ésa es la sensación generalizada después de la exhibición de Messi y compañía ante el Celta, uno de los mejores partidos de los azulgranas en lo que va de curso. El técnico, en principio, volverá a apostar por el sistema 3-4-3 que ha puesto en liza en los últimos envites. Todo de cara a una remontada que continúa siendo utópica, pero para la que la maquinaria está encendida.