La historia de Dani Castellanos, técnico del barrio de Benimaclet, es la uno de esos entrenadores valientes a los que no les tiembla el pulso a la hora de aceptar retos y embarcarse en proyectos por lejanos que sean si los considera positivos. En esta ocasión, desde hace tres meses estaba trabajando como asistente del también español David Escandell en el Atlético Pantoja, equipo de la primera división de República Dominicana y vigente campeón de liga, al margen de en la academia auspiciada por David Villa, ''DV7'. Todo empezó fantásticamente con un título y con la clasificación en Jamaica para la disputa de la fase final de acceso a la Champions Leaguef, hasta que estalló la crisis del COVID-19 y llegó la pandemia.

Dani narra qué le ha llevado a regresar cuando inicialmente esa no era su intención: «La decisión la tomo cuando veo que las cosas aquí se ponen muy feas. Cuando se declara el estado de alarma, se cierra todo, mi hermano que tiene una empresa tiene que hacer un ERTE y me doy cuenta de que las cosas empiezan a complicarse. Allí la situación era comparable a la de España cuando en China explosionó todo y aquí no se sabía. Cuando se declaró el estado de alarma en España allí había 200 casos y no le daban la importancia que le debían dar. Llegan tarde a las medias y es cuando yo veo que allí, un país que a nivel de sanidad todavía está en vías de desarrollo y no tiene apenas medios, si las cosas se ponen feas van a ser muy feas. Han sido muchos casos de golpe en una sanidad que no está preparada para esto y que no tiene ni los medios para saber si realmente un caso es Coronavirus o no lo es. Los que habrá que no se sabe serán una cantidad mucho mayor. Ahora son 1.400 infectados en una población de diez millones de personas, que ya es un porcentaje de por sí muy elevado».

Explica cómo la dinámica económica, por otro lado, hace al virus casi imparable en República Dominicana y cómo son las medidas tomadas por el gobierno, más laxas que en España: «La gente vive al día y tiene que salir a trabajar. No puedes decirle a la gente 'quédate en casa' porque no hay subsidio de desempleo y se vive de lo que se trabaja y se gana al día, además con familias muy numerosas. El Uber que me llevó a mí al aeropuerto el último día con mascarilla ya y guantes me decía: '¿Cómo voy a dejar yo de trabajar si si no salgo a la calle no cobro y tengo cinco hijos?'. Su realidad no es la que vivimos en España. Hicieron un toque de queda de ocho de la tarde a seis de la mañana que ampliaron de cinco de la tarde a seis de la mañana. Es verdad que la gente se está quedando en casa porque está viendo ya que la cosa se complica y la policía lo vigila».

Era el momento de regresar y ahí surgieron las dificultades de verdad: «Se vivía con la ilusión de que el calor lo mata, pero al final hablé con el club para decirle que tenía que volver. David Escandell me dijo que lo que estamos haciendo lo podía hacer desde València y el club no me puso ningún problema. Es más, ellos me ayudaron a buscar el vuelo. Ahí empieza la dificultad de encontrarlo. Los que había estaban saturados y el resto se cancelaron. Todas las agencias te remitían a la embajada. Fuimos y había un vuelo, pero estaba... pues imagínate. Pero el fútbol da muchos contactos con gente que tiene niveles de conexiones con España y al final después de mucho insistir y gracias a esos contactos por medio de un directivo del club pude conseguir un billete y al día siguiente embarcaba. Había otra opción que era Santo Domingo-Miami, Miami-Atlanta, Atlanta-Londres y Londres-Madrid, pero eran 36 horas de vuelo y yo me negaba a esa exposición. Al final fue en un vuelo de Santo Domingo a Madrid y cuando llegué pasé la noche en un hotel céntrico en el que solo había tres habitaciones ocupadas,y dos de ellas eran por reporteros de CNN. Al día siguiente cogí un AVE con tres personas por vagón y llegué a casa, pero mi madre no me pudo dar un abrazo. Ni ella ni mi padre. Ni los he tocado aún...».

Dani tiene claro que quiere volver cuando todo esto pase, pero ahora, con las competiciones también paradas allí, se tiene que conformar con enviar tareas a los jugadores de todo tipo... desde Benimaclet.

Anteriormente, Dani estuvo también en dos proyectos de fútbol base en China en etapas distintas. Mantiene contacto sobre todo con el que fue su primer traductor y hombre de confianza allí, quien desde un primer momento le transmitió la gravedad: «Me dijo que tuviésemos mucho cuidado, que las cosas están feas, que no es un virus cualquiera y que no nos engañen, que la realidad es otra. Muere gente de todo tipo. Le pregunto si allí ya hay normalidad y me dice que no, que todo el mundo va con mascarillas y guantes, que no hay vacuna y que si enfermas puedes morir. Me comenta que allí son fríos y distantes, y que solo se dan abrazos y besos en familia, pero que aquí en España que no paramos de tocarnos y somos tan cercanos, puede ser una bomba». De hecho, Dani tiene una teoría respecto a la situación en el gigante asiátio: «Allí hay tanta gente que es como vivir en fallas constantemente, una 'mascletà' constante. Hay situaciones en las que no te puedes ni mover. La propagación debe ser muy rápida porque si aquí ya vamos por el número que vamos, en China serán muchos más de los que han dicho».

El Atlético Pantoja la temporada anterior había sido campeón de liga con David Escandell y esta campaña, con Dani ya en el cuerpo técnico, ganaron la Supercopa en una final a cuatro ante los dos mejores clasificados de Apertura y Clausura del año anterior.