El Levante se está acostumbrando a sumar los primeros tres puntos del año con presteza. Con la victoria frente al Villarreal el equipo está convirtiendo en tradición empezar la Liga con buen pie, ya que en las dos temporadas anteriores también había cerrado las primeras dos fechas del campeonato con al menos un triunfo.

A partir de ahí los dos primeros compromisos del curso han demostrado que el equipo de Paco López

Sin ir más lejos los minutos en los que mayor seguridad ha transmitido el equipo tanto en Vitoria como en Orriols fueron cuando el 4-4-2 en rombo se dibujó sobre el terreno de juego. Desde ahí los granotas han demostrado que es la forma en la que mayor equilibrio se logra con un Vukcevic más arropado y tres mediocentros por delante con recorrido, aunque pendientes de generar en el balcón del área rival.

El primer par de encuentros de LaLiga refleja que el equipo todavía está en formación. No han sido actuaciones estelares, pero sí solventes y competitivas. Que Paco López se encuentra todavía conjuntando las piezas es una evidencia. Eso sí la tranquilidad que proporciona el hecho de ganar y de la manera en la que se derrotó a los amarillos demuestran que el equipo tiene ese gen competitivo básico para no dejarse ir hasta el minuto noventa. Algo que a la postre da muchos puntos a lo largo del campeonato. Ese es un factor que potenciar. «Más que juego, hemos sacado la casta, ese gen competitivo que tenemos, cuando no estás acertado en cosas del juego al menos hay que hacer lo que han hecho en la segunda parte», reconoció el técnico después del partido.

No obstante si después de Mendizorroza había que poner el punto sobre la defensa de las acciones a balón parado del rival, tras el Villarreal se agrega alguna tarea más por acometer. En primer lugar encontrar le modo adecuada para evitar que el equipo se parta en dos sobre el campo y que después de 180 minutos todavía no se ha marcado ningún gol en jugada.

Resolviendo el enigma

Aunque durante la pretemporada se estuvo preparando al equipo para jugar con el 4-3-3, en el estreno liguero Paco López prefirió el rombo en la medular. Lo cierto es que el equipo compitió bien, pero le faltó algo de clarividencia en ataque en una plaza donde el músculo con Tomás Pina, Wakaso y Manu García dificultaba el hacerse con el control del duelo.

Frente al Villarreal se apostó por el 4-3-3 de inicio. El resultado fue un vendaval groguet, ya que Vukcevic estuvo superado por la vocación ofensiva de los laterales y del cuerpo de mediocampistas seleccionado. Una vez el equipo volvió a arroparse en base al 4-4-2 el equipo fue creciendo, aunque de nuevo volvió a pecar de falta de mordiente ofensivo. El técnico de Silla está tocando todas las teclas del piano para saber cuáles suenan mejor y más acordes al resto. Y prueba de ello fueron los tres sistemas utilizados contra los groguets.

Así pues también parece evidente que el equipo no ha empezado con el porcentaje de acierto ofensivo deseado, ya que de los 32 (tercero de LaLiga) disparos realizados en los dos primeros encuentros ninguno se ha convertido en gol. Solo a través de los once metros por medio de Roger se ha conseguido ver portería en las dos primeras jornadas. Mimbres hay, pero se requiere paciencia y seguir los pasos lógicos.