PREVIA

Palabras que convertir en hechos

El conjunto de Javi Calleja se mide a Las Palmas, rival directo, sabiendo que el ascenso está en su mano, pero consciente de que todo lo que no sea ganar mermará el sueño de subir

Caer contra el Mirandés obliga al Levante a no dejar escapar más ocasiones. Aunque sea un rival directo, no hay excusas para ir a por los tres puntos en Gran Canaria.

Caer contra el Mirandés obliga al Levante a no dejar escapar más ocasiones. Aunque sea un rival directo, no hay excusas para ir a por los tres puntos en Gran Canaria. / Francisco Calabuig

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Ascender a Primera División no es un marrón pese a la dificultad del desafío. Es, de hecho, una de las mayores ilusiones que existen en el fútbol, tanto para los que lo conciben como un sueño, como para los que lo tienen, por institución y precedentes en la élite, como una obligación. En el caso del Levante, el descenso de categoría en el Santiago Bernabéu, hace prácticamente un año, le pone en la tesitura del deber. En el escenario de regresar cuanto antes si no quiere cambiar ni su tendencia ni su destino. Su bajada a los infiernos de Segunda le coloca en la terna de candidatos para ascender, más allá de todo lo que atesora el potencial de su plantilla y el amor propio de un equipo que sueña con codearse con los mejores a nivel nacional. Sin embargo, el último mes y medio no corresponde con el de un Levante que pretende estar en Primera División. Una victoria de los últimos siete partidos, sensaciones agridulces, falta alarmante de gol y oportunidades desaprovechadas han mermados las opciones de finalizar la temporada entre los dos primeros. Sobre todo, después de la derrota ante el Mirandés. Dolorosa por las formas, frustrante, triste, desesperanzadora y de grandes dimensiones por la magnitud del golpe y de sus consecuencias. 

No obstante, el desafío de ascender, y más a estas alturas de competición, es para valientes y para aquellos que no están dispuestos a tirar la toalla. La realidad decreta que el Levante no pasa por su mejor momento, pero la competición liguera dice que aún quedan puntos en juego. Por mucho que cueste, el cuadro de Javi Calleja tiene, independientemente de su dificultad, una nueva ocasión para mantener viva la llama del ascenso directo en su visita a Las Palmas. Los granotas se desplazan a Gran Canaria con la obligación de cortar por lo sano su mala racha de resultados, de escapar de las dudas y de darle un volantazo a su dinámica en Segunda División. Ganar, ganar y ganar. No queda otra, tras tantas oportunidades tiradas por tierra. 

Lo hará con los mismos que fueron alistados para ganar al Mirandés, aunque con el matiz de que Marcelo Saracchi, que fue sancionado con dos partidos tras ver la roja directa ante el Zaragoza, cayó lesionado por una lesión muscular en los isquiotibiales del muslo derecho. También con Wesley y José Campaña, señalados y en el foco de las críticas después del episodio que protagonizaron ante el famoso penalti del pasado lunes. No en vano, Calleja cerró el capítulo y dio carpetazo a la polémica. «Lo tienen que tirar los especialistas, ellos lo saben. Está hablado con Wesley, a la cara», dijo el técnico en rueda de prensa. Ni el ‘7’ ni el ‘24’ se bajan del barco del ascenso a Primera ni lo van a hacer. Navío en el que Bouldini, tras finalizar ayer su periodo de Ramadán, coge fuerzas de cara al tramo final de temporada. El ‘22’ necesita un gol como el comer y su relevancia aumenta. Pese a que Las Palmas, que no contará con Jonathan Viera por sanción, sea un rival directo, de los siete últimos partidos solo ha ganado uno. Mismas métricas que en Orriols. Una balanza que se tiene que desequilibrar del lado granota. Porque pelear por ascender a la élite no es un marrón.