El Levante desiste del ascenso directo (0-0)

La enésima oportunidad del curso para soñar con subir a Primera División fue nuevamente tirada por la borda. Esta vez, de manera cruel y siendo la más dolorosa, tras empatar en casa ante un Ibiza descendido y que no jugó a nada

Pubill se lamenta por una ocasión fallada contra el Ibiza

Pubill se lamenta por una ocasión fallada contra el Ibiza / JM LOPEZ

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Las veces que el Levante se ha caído a lo largo de la temporada, cuando las posiciones de ascenso directo se pusieron a tiro de piedra, han sido numerosas. La presión del objetivo, e incluso el vértigo a las alturas, pudo, en más de una ocasión, con las emociones de un equipo que tiene la obsesión de volver a competir ante los mejores. El transcurso de la competición, sobre todo en el último tramo, le quita favoritismo y merecimiento a los de Javi Calleja para regresar a la élite del fútbol español, pero después de no vencerle al Ibiza, el Levante vuelve a quedarse atrás y a perder argumentos por los que confiar en un retorno a la máxima categoría por la vía más veloz. Desiste, en definitiva, del ascenso directo a Primera División. Pese a la montaña rusa en la que el conjunto levantinista vive constantemente, el empate ante los ibicencos, a falta de dos jornadas para que finalice la temporada, le deja en una posición de debilidad absoluta. Incluso de vulnerabilidad. A falta de dos jornadas, el Levante, salvo milagro, es carne de promoción con la cantidad de riesgos que conlleva. El ascenso, tierra prometida durante todo el curso, se convierte en más utopía que nunca. Y sobre todo, en un auténtico quebradero de cabeza.

La escalada hacia el triunfo, planeada desde el primer segundo, se trazó a través de la inamovible intención de dominar el cuero y acelerar el ritmo del partido. El Ibiza, sin objetivos por los que pelear tras su descenso matemático, se limitó a cerrar su portería y a navegar sin un rumbo definido en acciones de ataque. Un remate espontáneo de chilena de Ekain, sin problemas para Joan Femenías, fue el único síntoma del peligro. Mientras, el Levante peleó el tanto inicial por todas las vías. El primero en avisar fue Joni Montiel, quien desde la esquina del área, ejecutó un diabólico disparo al que Germán respondió con una mano a la escuadra izquierda. Sin embargo, la más peligrosa del primer tiempo estuvo en las botas de Wesley. El brasileño, girándose al recibir un pase trazado con escuadra y cartabón de Pepelu, se topó con un guardameta que, con constantes pérdidas de tiempo, desquició, y con motivo, a un Ciutat de València que no aguantó su juego y que explotó cuando el árbitro alargó solo un minuto de descuento en la primera parte del choque.

Un lance del partido entre el Levante y el Ibiza

Un lance del partido entre el Levante y el Ibiza / JM LOPEZ

No obstante, la sensación fue la de que el Levante anduvo sin claridad, sobre todo en tres cuartos de campo. Moviendo el esférico de un lado a otro, buscando orificios por los que hacer daño dentro del entramado defensivo del cuadro ibicenco y, sobre todo, buscando un tanto como el comer. La vuelta de vestuarios provocó que el tiempo corriera en contra, al igual que los nervios fueron subiendo con el transcurso de los minutos. Suplente por primera vez desde noviembre, la entrada de Jorge De Frutos fue un motivo al que agarrarse. El extremo, con su presencia en el verde, iba, por la banda contraria, a garantizar velocidad y verticalidad, pero las intenciones del ‘18’ no casaron con su efecto. Orriols, a su vez, entró en pánico, testigo de cómo a los suyos les temblaban las piernas.

El temor a tirar por la borda una nueva oportunidad de creer en el ascenso directo asomó de manera peligrosa, a la vez que el Levante, siempre que se acercaba a la meta rival, se quedaba en blanco. Nadie entendía por qué. Sobre todo, frente a un Ibiza tan inofensivo como inoperante. Nerviosismo a mares en el coliseo de Orriols, imprecisiones y dudas en aumento. Ni el aliento de la grada sirvió. Solo quedó, a falta de siete minutos del final, protestar una mano inexistente de Martín, ya que, de ninguna manera, los de Javi Calleja superaron a Germán. Pese a ello, Álex Muñoz, en el descuento, tuvo, a centro de Pepelu, un gol que nunca llegó. El plan de un Ibiza descendido salió. No quiso jugar y lo logró. No obstante, el Levante también es un drama. Y lo malo, es que lo peor puede llegar todavía. 

Javi Calleja da instrucciones a su equipo durante el Levante - Ibiza

Javi Calleja da instrucciones a su equipo durante el Levante - Ibiza / JM LOPEZ