El VAR vuelve a ser injusto (1-1)

El equipo dirigido por Javi Calleja sumó un empate ante el Villarreal B, marcado por la inexplicable decisión de Cordero Vera de anular un gol de Bouldini por un fuera de juego inexistente

Polémica por el gol anulado a Bouldini

Polémica por el gol anulado a Bouldini

Rafa Esteve

Rafa Esteve

La inmediatez es el anhelo de cualquier ser humano. Sea cual sea la situación que la vida ponga por delante. El deseo de lograr ilusiones y objetivos al instante es un pensamiento natural. Es inevitable. Ojalá el fútbol, cuyo discurso solo habla de aspiraciones y de metas que cumplir, se desviase de las semejanzas que tiene con la vida y con sus realidades, pero el Levante no se escapa de la verdad. Su escenario actual, tras lo sucedido el curso pasado, es el de no mirar al más allá. De hecho, pretende no solo vivir, sino también exprimir, su día a día al máximo. Nada ni nadie le impedirá soñar con el que siempre será su sueño: ascender a la élite del fútbol español. No obstante, yendo paso a paso, le irá todo lo bien que se merece. Sobre todo, si nunca deja de pelear hasta el final, aunque tenga que remar en ocasiones a contracorriente.

El punto conseguido contra el Villarreal B, sumado a la unidad obtenida contra el Elche, sirven para argumentar que el Levante sigue su camino sin prisa pero sin pausa. No fue sencillo competirle al filial amarillo, pero el empate dejó a medias el objetivo de obtener beneficios del resultado en el Martínez Valero, en un partido que empezó ramplón y en el que al conjunto de Javi Calleja, pese a que fue creciendo según avanzaron los minutos, terminó siendo perjudicado por una decisión injusta.

Los pupilos de Miguel Álvarez implementaron su idea a la perfección, y tras unos primeros compases del encuentro en el que dominaron a su adversario, supieron bloquear a un combinado de Javi Calleja que, aunque se acercó a la portería de Iker Álvarez, fue incapaz de hallar vías por las que percutir. Un tímido lanzamiento desde la frontal de Carlos Álvarez en el ecuador de la primera parte, fácil para las manos del guardameta, fue el único disparo a puerta de un equipo que buscó, sin éxito, hacer daño desde los laterales.

El técnico levantinista buscó soluciones rápidamente. Modificó piezas en el descanso e introdujo a Oriol Rey y a Fabrício sobre el verde. Y tan cerca estuvo de obtener la recompensa del gol, que, a los pocos segundos de la reanudación, el brasileño se quedó a muy poco de estrenar el marcador de Orriols. Se entrometió en un pase de Espigares a Lekovic, avanzó hacia portería y su lanzamiento se marchó por centímetros. Fue la prueba de que el Levante dio un paso hacia adelante, hasta el punto de que, cinco minutos más tarde, perforó la portería de Iker Álvarez. Un balón rebotado de Fabrício cayó en las botas de Carlos Álvarez, que con un sutil pase, detectó a un Bouldini que la mandó a la escuadra. Sin embargo, Cordero Vega, quien tardó cinco minutos en ir al VAR, señaló un fuera de juego que careció de sentido. Totalmente inexistente e, incluso, indignante.

Pese a ello, cuando mejor cara presentó el Levante, y quizás, en el momento más inesperado, llegó un tanto del Villarreal B que descolocó a todos los presentes. Ontiveros filtró a Romero, y desde la línea de fondo, colocó un centro raso con el que Lanchi, a portería vacía, silenció Orriols, al menos, en el instante en el que el balón tocó las mallas. Sus jugadores no le dieron argumentos para caer en el desánimo ni para perder la esperanza. Lo intentaron sin cesar. Sergio Lozano, de hecho, avisó de las intenciones granotas, con un disparo desde fuera del área al que Íker Álvarez respondió volando sin motor. No obstante, fue la antesala del tanto del empate, obra de un Fabrício que ya es tendencia en el Ciutat de València.

El extremo saltó más que nadie para que un centro envenenado de Roger Brugué superase la línea de gol. Si su primera zancada agitó el encuentro, su segunda diana de la temporada revolucionó una tarde donde el Levante nunca se sintió cómodo, pero en la que nunca le faltó corazón. Lo intentó de todos los colores, teniendo Bouldini la oportunidad más clara. Desde la esquina del área, Lozano se la puso perfecta, pero su testarazo se marchó por encima del larguero. En el tiempo de descuento, el ‘22’ volvió a tenerla de cabeza, aunque sin tanta peligrosidad. Y aunque Lozano reclamó un claro penalti en los últimos segundos del alargue, Cordero Vega, terco en su criterio inexistente, señaló el final. Si ganar al Villarreal B fue importante para hacer buena la unidad ante el Elche, vencer en el Carlos Belmonte adquiere una importancia mayor.