El ascenso es... ¿una ilusión?

Pese a que los plazos de devolución con Danvila se mantendrían, la diferencia entre una categoría y otra es de más de 40 millones. Además, supondría un privilegio deportivo para más del cincuenta por cien del equipo, que desconoce lo que es jugar en la élite

Pose de los jugadores del Levante antes de un partido en el Ciutat

Pose de los jugadores del Levante antes de un partido en el Ciutat / SD

Rafa Esteve

Rafa Esteve

La élite del fútbol español, históricamente, siempre ha sido la obsesión de un club que eternamente ha querido apuntar lo más alto posible, tanto en sus tiempos de gloria como en sus años jugando en el barro. Lo explotó tanto en su última etapa que, de hecho, llegó a un punto en el que dejó de valorar lo que significaba competir entre los mejores. Desde que, en el último segundo de la temporada, un dudoso y desafortunado penalti le impidió ascender a Primera, Orriols, en medio de la incertidumbre de no saber cuándo será, vive a caballo entre la desesperación y el ansia de regresar a la competición que se merece. No obstante, la máxima categoría futbolística a nivel nacional, por mucho que se haya vendido como una ilusión, es, inevitablemente, una obligación en el Levante. No solo debido a lo económico, sino también en el apartado deportivo. 

En un club que finalizó el ejercicio 22/23 con seis millones de pérdidas, y acumuló una deuda total de 107 entre el corto y el largo plazo, subir a Primera agilizaría la escalada hacia el equilibrio pese a que, por cuestiones de precaución, se trabaje en un escenario de Segunda. Concretamente, desde las profundidades del Ciutat de València apuntan a una diferencia de 40 millones entre militar en una categoría u otra. Principalmente, por unos derechos televisivos que rondan los 50. Sumados al aumento de sponsors, muchos de ellos proporcionados por LaLiga, a la previsión de más ingresos publicitarios y al incremento de ventas tanto de entradas como de abonos, el club granota obtendría una bombona de oxígeno que, incluso, le daría el beneplácito de decidir si vende o no a cambio de cuatro millones de euros antes del 30 de junio. Sin embargo, de no hacerlo, computaría pérdidas en el presente ejercicio. 

Las cuentas del club, a día de hoy, están sujetas a las aportaciones que está haciendo Danvila desde su bolsillo y a las operaciones de refinanciación con los respectivos acreedores. A pesar de ello, la realidad decreta que un ascenso a Primera División no cambia ninguna condición ni ningún término acordado con el empresario. Después de aportar seis millones como cesiones de cobro de traspasos, cantidad que le tendrán que devolver los clubes deudores, y asumir el débito con Bravo Capital por unas condiciones aún por definir (aunque el Levante haya esquivado el vencimiento de la presente temporada y tenga la opción incluso de reestructurarlo), los 10 millones prestados en octubre, con un interés del 7,5 por cien según precio de mercado, siguen manteniendo el plazo de cinco años para ser devueltos. No obstante, los ingresos en caso de subir a Primera abrirían un escenario donde darían pie a poder ser reembolsados con facilidad a Danvila, de la misma manera que los dos proyectos estrella del club, Ciudad Deportiva de Nazaret y segunda fase del estadio, podrían ser activados.

La mayoría, sin experiencia en Primera

Más allá de lo estrictamente numérico, es evidente que, en términos deportivos, ascender a la élite le cambiaría la vida a más de la mitad de la plantilla. Concretamente, a un 54 por cien, según los registrados en Transfermark, de los integrantes de un equipo comandado por Felipe Miñambres que se caracteriza por su juventud. Solo doce han experimentado lo que es corretear por los distintos campos de Primera División: Andrés Fernández, Nikolas Maras, Sergio Postigo, Ander Capa, Ángel Algobia, Pablo Martínez, Giorgi Kochorashvili, Álex Blesa, Álex Cantero, Rober Ibáñez, Carlos Álvarez y Dani Gómez. Pese a que en la lista estén Giorgi, Blesa y Carlos, solo han disputado, tal y como indica el portal mencionado anteriormente, uno, diez y nueve minutos en la máxima categoría del fútbol español respectivamente. Y pese a que Sergio Lozano y Dela hayan jugado Copa del Rey con el primer equipo del Villarreal (el madrileño incluso puede presumir de haber participado en cinco partidos de la Conference League), ninguno compitió en Primera durante sus estancias en el filial amarillo. Sobran los motivos para luchar por el ascenso hasta el último segundo de la temporada.