El Levante tropieza con la misma piedra (0-0)

El conjunto de Felipe Miñambres sumó un insatisfactorio empate contra el Andorra que le mantiene alejado de su sueño de pelear por el ascenso

Dani Gómez se lleva las manos a la cabeza tras una ocasión de gol durante el Levante - Andorra

Dani Gómez se lleva las manos a la cabeza tras una ocasión de gol durante el Levante - Andorra / JM LÓPEZ

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Al Levante, definitivamente, se le atragantan las segundas oportunidades, al igual que los momentos de dar un golpe encima de la mesa para lograr sus objetivos. La cantidad de veces que los granotas han tenido la posibilidad de asomarse al balcón del ascenso, o en este caso, de reengancharse a la promoción es tan innumerable como desquiciante. El bucle, desde su último descenso a la categoría de plata, es constante e interminable. Por ello, es inevitable desestabilizar una ilusión que no deja de tambalearse conforme pasan las oportunidades. El combinado de Felipe Miñambres, por mucho que contase con el beneplácito de tener un partido menos que sus adversarios, y saber hacia dónde podía enfocar su destino, tropezó, nuevamente, en el instante más inoportuno. Cuando todo se puso de cara para regresar a la pelea. El empate frente al Andorra (0-0) deja frío a un levantinismo cansado de desilusionarse. De tener amagos que no influyen ni en el resultado ni en la actitud. El mínimo al que tanto hizo referencia Felipe antes del choque quedó muy por debajo de las expectativas. Y, lo peor de todo, es que la promoción de ascenso sigue a una distancia peligrosa.

A pesar de tratarse de un encuentro entre semana, el público no falló a su cita con el Levante, pero, con la resolución del último Patronato de la Fundación de fondo, la afición presente en el Ciutat de València apuntó al palco para mostrar su descontento tras convertir a Danvila en máximo accionista del club. Ni el bufandeo ocultó un “directiva dimisión” al que se sumó un estadio que, consciente de la importancia de sumar de tres, vio cómo el Andorra, durante el ecuador inicial del primer tiempo, dispuso de dos oportunidades claras para meter miedo en el cuerpo de los presentes en Orriols. De hecho, a los tres minutos del comienzo del choque, Pampín, con un disparo cruzado, casi marca un gol al que también opositó Bover minutos más tarde. No obstante, y para fortuna levantinista, se fue fuera un chut al que Andrés Fernández fue incapaz de reaccionar ante el amago previo de Lobete.

Dani Gómez pelea por el balón durante el Levante - Andorra

Dani Gómez pelea por el balón durante el Levante - Andorra / JM LÓPEZ

Al Levante, sobre todo en las proximidades de la meta de Ratti, le costó más de lo deseado. Fue un día para que los alineados por Felipe Miñambres, donde residieron siete novedades en comparación al choque contra el Sporting de Gijón, se reivindicaran, pero apenas dieron argumentos para ganar más protagonismo. No fue hasta la media hora de encuentro cuando una volea de Dani Gómez, tras un centro medido por Óscar Clemente y despejada por Ratti, activó a un combinado frío y ramplón que, incluso, fue capaz de arrinconar durante un intervalo de tiempo al Andorra a base de saques de esquina. El último, ejecutado por un Lozano que se topó con el palo en su intento de sorprender. No en vano, el Andorra, fiel a su estilo de manejar los tiempos con balón, instaló el nerviosismo en las gradas con un larguero, obra de Lobete, al borde del descanso.

Sin tiempo que perder, Felipe Miñambres no dudó, ni un instante, en tomar decisiones. El técnico cambió de banda a Andrés García colocándolo por la derecha, le dio todo el carril izquierdo a Álex Valle y, sentando a Ander Capa, introdujo sobre el verde a Álex Muñoz para cerrar la línea de tres. Poco a poco, el Levante fue cogiendo terreno, y un esférico muerto en el área que disparó Cantero, pero al que se entrometió Pastor cuando todo el Ciutat se preparó para celebrar el tanto, generó la sensación de esperanza en el triunfo, pero Felipe siguió moviendo piezas. Pablo Martínez, en el 57’, fue otra modificación del astorgano, pero, cuando se despertó expectación, fue en el momento en el que Fabrício y Carlos Álvarez. Orriols estalló de la emoción, sabedores del potencial de ambos. De hecho, el partido, atascado cuanto menos, exigió de sus cualidades y su talento. No en vano, apenas le bastó a un Levante cuyo transcurso de los minutos jugó en contra.

Felipe Miñambres durante Levante - Andorra

Felipe Miñambres durante Levante - Andorra / JM LÓPEZ

La intranquilidad fue descontrolada. La obsesión por ascender a Primera División es tan grande que cada punto perdido duele. Por ello, el temor a un empate, tan insatisfactorio como irrelevante, pasó factura a un equipo que, pese a su voluntad, volvió a no salirle nada. Leal, a seis del final, probó los guantes de Andrés Fernández antes de que los locales fuesen a la desesperada hacia la victoria. Sin embargo, nada más sucedió para lamento de un Levante que vuelve a tropezar con la misma piedra.