El lateral de Torrent, Pedro López, ya recuperado para la causa sin saber por qué era descarte fijo para el técnico anterior

Es indudable que el cambio de entrenador le ha venido de perlas.

De no ir ni convocado, ahora estoy gozando de más confianza por parte del entrenador. Al final uno quiere jugar, pero lo que más me importa es el equipo, ver que propone cosas en el campo, que presiona y trata de recuperar los balones un poquito más arriba, que pretende llegar más veces a portería contraria. Independientemente de los minutos, he visto que el equipo ha crecido y eso me gusta.

Lo ha pasado mal.

Ha sido muy complicado. No me había sucedido algo así en los doce años que llevo como profesional. Alguna vez tenía que pasar y me ha pasado. En esta situación hay que pensar fríamente. Lo que tienes que hacer es respetar al entrenador, a los compañeros y saber que esto te puede ocurrir en el fútbol. Me ha sucedido a mí y a tres o cuatro compañeros más. No hay que dejarse llevar, hay que entrenar fuerte y cuidarse más todavía si cabe. Si te descuidas físicamente, puede dar la vuelta a la tortilla en un momento. Ahora me ha llegado la oportunidad. Físicamente me encuentro bien, aunque llevaba mucho tiempo sin jugar. Con la confianza que da Rubi, no solamente a mí sino a todos los demás, que lo agradecemos, el equipo va a tirar para adelante segurísimo.

¿Le ha tocado morderse la lengua en algún momento para no explotar por su ostracismo?

La temporada que jugué 34 partidos con Caparrós, no fui a preguntarle ¿míster, por qué me has puesto 34 partidos?. De la misma manera tampoco iba pedirle explicaciones a Lucas Alcaraz por no jugar. Entiendo que si un entrenador no te pone y quiere tirar de ti o sacar el máximo rendimiento, es él quien tiene que ir a hablar con el jugador. No soy partidario de pedirle explicaciones a un técnico, nunca lo he hecho ni lo haré. No me duele que no haya contado conmigo sino que no me quisiera recuperar ni me preguntó durante un año qué me pasaba, ni me dijo en lo que tenía que mejorar o que no jugaba por esto o lo otro. Eso es lo que me dolió. Que cuente o no forma parte del fútbol.

¿Ha encontrado alguna explicación real a su situación con Lucas?

No.

¿Habló con él?

Una vez, pero no voy a hacer público de lo que hablamos. Cuando converso cara a cara con el entrenador se queda ahí, más que nada por respeto a él también. Cuando la Liga llevaba iniciada dos meses tuve una conversación con él.

En lo personal seguro que le habrá dado mil vueltas al tema.

Al final no piensas. La conciencia la tengo muy tranquila. He entrenado fuerte, me he cuidado más aún que cuando jugaba, he respetado a todos los compañeros, también al entrenador, más no se puede hacer. Se lesionaba uno y no entraba, se lesionaba otro y tampoco. Durante otros años he visto a gente como Keylor Navas que no jugaba, estaba callado y trabajaba como un loco. Yo estaba más preocupado en que esos cuatro o cinco futbolistas que no jugábamos y que no entrábamos nada en los planes no contamináramos el ambiente y sumáramos. Somos personas y tenemos también algunos días cruzados. Tiene mérito que arrimáramos el hombro en los momentos malos porque normalmente cuando un futbolista no juega baja los brazos. Pero no es el caso de este equipo.

¿Tuvo más culpa Lucas o los jugadores en el cambio de técnico?

La destitución de Alcaraz fue porque no se consiguieron resultados. Tanto él como los jugadores tenemos parte de culpa. Estamos en un mundo que se buscan resultados, no los sacas y a partir de ahí, hay gente para tomar decisiones. Decidieron prescindir de él, pero la culpa la tenemos todos.

¿Fue una liberación?

No. Es una etapa nueva y así es como hay que tomarlo. Es otro ciclo que se abre y a partir de ahí, a trabajar a muerte en cada entrenamiento. Todos empezamos a cero y el propósito es sumar de inmediato por el bien del grupo.

¿Cómo fue la despedida?

Fue normal. Nos dio las gracias por lo profesionales que habíamos sido, nos dio muchos ánimos para lograr la salvación, que confiaba en nosotros, que esto continuaba y nos deseó la mejor suerte del mundo, igual que nosotros a él.

¿Rubi le ha dado al grupo la confianza que necesitaba?

Cuando un equipo no saca resultados y tiene dudas agradece mucho que venga un entrenador dialogante, que te dé confianza, que no transmita nervios. Eso no significa que no sea un preparador exigente, sino todo lo contrario, porque lo es y mucho, como el resto de su cuerpo técnico. Su manera de transmitir no es pegando gritos, sino explicando todo punto por punto. Están muy encima del jugador. Tienen todo muy preparado, los entrenamientos son muy metódicos. Lo más importante es la confianza desde el primer día.

¿Tuvo que hablar cuando llegó con los descartados por Alcaraz?

No. Él tenía la información de que en la plantilla iba a tener a su disposición a jugadores que hacía mucho tiempo que no competían. El primer día, cuando jugamos en Mestalla, nos transmitió que tuviéramos mucha tranquilidad, que supiéramos regularnos. Lo ha tomado con mucha naturalidad, con sentido común y lo agradecemos. Parece que en el fútbol haga falta volverse un poco loco.

¿Cree que hacía falta la llegada de alguien como Rubi porque existía el riesgo de que la unión del vestuario se fuera al traste con Lucas?

Aunque creo que lo hemos sobrellevado bien, no es fácil cuando tienes a cuatro o cinco jugadores que no cuentas con ellos y solamente unos trece que sí. Es una situación anormal en el fútbol, pero no pienso que el vestuario se hubiera descarrilado. Está claro que es mucho mejor para el grupo que todos estén enchufados y con confianza. También que las situaciones personales quitan algo de alegría en el día a día, que por momentos te desanimes, pero de ahí a que el vestuario se fragmente, no creo que fuera a suceder.

En el día a día de Buñol se nota que Rubi es un currante máximo.

Transmite muy bien. Le gusta que le quede todo claro al jugador para que no tenga dudas a la hora de ejecutar un ejercicio, de preparar una tarea táctica o trabajar la estrategia. Me parece bien que en cada ejercicio se tome su tiempo para que le jugador no tenga ninguna duda para llevarlo a cabo.

¿Se nota la escuela Barça?

Le da mucha importancia a sacar el balón de la zona, a intentar girar antes de recibirlo para llevarlo a banda contraria rápidamente. En ese aspecto nos mete mucha caña y ellos inciden en que antes de que te llegue el balón, hay que mirar lo que tienes detrás. Es clave darle velocidad al juego.

¿Este giro futbolístico encaja en el ADN clásico del Levante?

Lo que dice el míster va a misa. Haremos lo que nos diga lo mejor posible. En estos últimos partidos y en los vídeos que nos pone, con las cosas buenas y las malas, salen jugadas que salimos bien de la presión, que sacamos el balón y lo llevamos al lado contrario. Vamos poco a poco, porque esto no se hace de la noche a la mañana. Es primordial que los jugadores creamos en lo que nos dice el entrenador para plasmarlo lo mejor posible y empezar a sumar de tres en tres.

Es el momento de refrendar la mejoría con puntos en El Molinón.

Los resultados mandan. Es más fácil obtenerlos si prolongamos lo que hemos hecho bien en los últimos partidos. Hay muy buenas sensaciones, que nos las transmite el cuerpo técnico. Trabajamos muy bien con ellos, estamos a gusto y vamos a muerte en todo. Confío en que el equipo va a ir para arriba porque ante Valencia y Deportivo hemos propuesto cosas, hemos llegado bastante más que el adversario a la portería contraria.

Con el Sporting arranca un calendario más terrenal.

Viene un mes con rivales en teoría de tu misma Liga y ante los que hay que cosechar resultados positivos. Hemos dejado a un lado a adversarios catalogados como más potentes. Vamos con mucha ilusión de cara a los próximos paridos y sumar de tres en tres para poder abandonar la zona de abajo, que a nadie le gusta estar. Vamos partido a partido. Tenemos el de Gijón entre ceja y ceja. Todo lo que miremos más allá de El Molinón nos estaremos equivocando. Hay que ir a ganar y luego ya pensaremos en el siguiente.

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