Está por ver qué pasa finalmente con el desaire de Trujillo a Rubi, quien le dijo hace dos semanas que prefería no viajar a Eibar (a pesar de haber sido inicialmente convocado) ante la posibilidad de quedarse finalmente en la grada. El club le abrió un expediente informativo, merced al cual tomó declaración a ambas partes, pero todavía no ha decidido si este acaba tomando un cariz disciplinario. La sanción, aunque dura, sería en todo caso de índole económica, ya que el propio técnico catalán se encargó de rehabilitar deportivamente al central a las primeras de cambio: no lo apartó y lo incluyó en la siguiente citación, la del partido frente al Getafe.

Quico Catalán y Jorge Lucas, presidente y abogado y secretario del Consejo, respectivamente, han sido los encargados de avanzar en la investigación. Después de recabar toda la información, debería ser el Consejo en el que adoptara una postura definitiva en una próxima reunión. Esta no debería demorarse en el tiempo, aunque todo apunta a que ya no será esta semana.

Desde el club han intentado dar «naturalidad», en la medida de lo posible al asunto. Rubi destacó hace una semana que iba a luchar a toda costa contra la autodestrucción del vestuario, aunque al mismo tiempo ratificó su versión y desmintió a Trujillo, quien asegurase que se había quedado fuera de la lista para Ipurua por «decisión técnica».