Quico Catalán, Tito y Carmelo del Pozo presenciaron en directo el primer fracaso de la dirección deportiva. Fue de la forma más cruel, en una dramática tanda de penaltis, tras una expulsión polémica de Álvaro Moreno, y con dos goles anulados en la eliminatoria, uno en Buñol y otro en Matapiñonera. Ahora no queda otra que digerir el desastre que conlleva un batacazo así, resetear y analizar una planificación con demasiadas fugas ya que al filial le costó un mundo adaptarse a la categoría, se aferró a la supervivencia con la clasificación al ´play-out´, pero se quedó a las puertas. Este desenlace funesto trastoca la planificación de la primera plantilla, como así argumentó Muñiz recientemente.

«Es importante que se aclare la situación del filial. Con el filial en Segunda B sí que se puede mantener una plantilla de 22 ó 23 jugadores. Hay que tener en cuenta que este año ya es Primera División y hay que tener a tres, cuatro o cinco jugadores que estén muy cercanos a dar ese salto», señaló antes del partido en el Heliodoro de Tenerife.

El descenso a Tercera deja fuera de combate a Carlos Granero, cuyo contrato expira el próximo 30 de junio. Superó un ´match-ball´ después de tocar fondo con la derrota ante la Llagostera. La brillante reacción sirvió para renacer de las cenizas y morir en la orilla. La realidad es que en ningún momento le ha podido coger el pulso, con una necesaria regularidad, a una plantilla rejuvenecida. La otra pieza es José Hernández, Herni, evidentemente también en Matapiñonera, que el pasado verano firmó por una temporada como nuevo responsable de la dirección deportiva del filial (y también del División de Honor). Después de la permanencia en la 2015/2016 con Toni Aparicio, que no continuó, su preferido era Raúl Garrido, al que conoció de Huracán, pero la apuesta fue Granero, que tuvo en el Oviedo de preparador físico a Carmelo del Pozo, y dirigió a Tito en el Alicante. Incluso se sondeó la opción de Garrido como solución de urgencia antes de la resurrección sin premio, pero era imposible ya que había dirigido esta misma temporada al Eldense.

Antes de analizar cada situación individual, con el luto todavía presente, el primer paso es determinar las líneas maestras del proyecto en Tercera donde la reconstrucción será radical, con el objetivo de confeccionar un proyecto lo más fuerte posible para recuperar la categoría cuanto antes. Este cruel final cerrará las puertas de la primera plantilla, o por lo menos para intentarlo en pretemporada, a más de uno.

Pepelu, Arturo, Manu Viana...

Aunque se hubiera conseguido la permanencia, la idea con Pepelu, que en septiembre cumplirá 19 años, era que se marchara cedido, y ahora más todavía. Le quedan dos años con ficha de filial, además de otros dos fijos con el primer equipo. Uno de los que había cautivado en esta recta final de campeonato ha sido Arturo Molina, que aterrizó el pasado verano a Orriols cedido por dos temporadas del Real Murcia y con una opción de compra. Un frenazo en su progresión porque era una de las apuestas más importantes. También para Manu Viana, al que le quedaba un año de contrato, pero con el descenso automáticamente es libre. Mientras que jugadores con relevancia en el equipo como Son o el capitán Ribelles también expira su vinculación en el filial. Y los tres que llegaron en el mercado de invierno (Ito y los cedidos Álvaro Moreno y Boris) tampoco tienen sitio en Tercera.