Que la portería del Levante UD está en manos de Oier no es un juego de palabras sino la auténtica realidad a menos de una semana para el cierre del mercado de fichajes. Las negociaciones con el Girona, a pesar de los escasos avances a lo largo de todo el mes, han llegado en estas últimas horas a un punto en el que todo depende de que el actual portero azulgrana acepte irse cedido a Montilivi con una cláusula de compra obligatoria en caso de ascenso.

Tras haber pasado de la prelista de la selección al banquillo, Oier no ha gestionado bien desde que perdió a principios de año la titularidad en el Sánchez Pizjuán su nuevo rol a la sombra de Aitor, con el que curiosamente comparte representante. El portero vasco, que apuesta por cambiar de aires pero prefiere no hacerlo como cedido, renovó el pasado verano hasta 2021 con una cláusula de 30 millones y una ficha en el segundo escalón salarial. Aunque públicamente no ha levantado la voz, a nivel interno sí que ha trasladado su inquietud y conversado con el entrenador al respecto.

Para el área deportiva, la portería no es una demarcación prioritaria más allá del blindaje pendiente de Aitor, aunque la posibilidad de intercambiar a Oier por un guardameta como Bono sí que es muy del agrado de los técnicos, quienes han dado el visto bueno a la operación.

Quien por el contrario sí que está ejerciendo una postura de fuerza en por de su salida es Bono, sin minutos en la pretemporada y apeado de la titularidad en las dos primeras jornadas de Segunda. El marroquí, que renovó en enero hasta 2021 y tiene una cláusula de rescisión de 5 millones, quiere jugar en Primera después de haber acumulado en la máxima categoría 62 partidos, 18 de ellos además sin recibir un gol. De hecho, pese al descenso, el pasado curso fue el guardameta con más paradas de LaLiga (125).

Aunque tanto las fichas como la tasación de ambos es bien distinta, lo cierto es que Girona y Levante han ido limando asperezas no en base a un intercambio puro y duro más una compensación económica sino que la fórmula por la que pasa el acuerdo es una cesión doble con sendas obligaciones de compra en caso de permanencia para los granotas y de ascenso para los catalanes.

Obligados a soltar lastre

Los problemas del Levante UD para cuadrar el fair-play son el principal motivo por el cual el fichaje del internacional marroquí, que en principio sería junto a Róber Pier el último refuerzo de la plantilla, sólo se producirá en el caso de que no se consuma más margen salarial, ya que con cinco jugadores aún en la rampa de salida el desfase ronda los cinco millones. Antes de continuar fichando, los azulgranas están obligados a soltar más lastre.