El pasado sábado aparecieron pañuelos y se escucharon pitos en Mestalla. Está claro que el aficionado está cansado de las actuaciones de su equipo. No pudo con la Real Sociedad y, lo peor, volvió a dar una lastimosa impresión. Emery revolucionó el once inicial con sus famosas rotaciones. Seis cambios de golpe, para muchos demasiados. Para mí, ya saben ustedes que no soy muy amigo de las mismas, no estaban mal del todo en esta ocasión. Tras tres partidos importantes jugando casi los mismos y, sin menospreciar a nadie, viendo el rival que se avecinaba, no era anormal la actuación del entrenador, lo que ocurre es que los futbolistas no le respondieron. Tenían la gran oportunidad que reclaman y una vez más volvieron a defraudar ellos y el resto de los que saltaron al terreno de juego. Mal, muy mal. Tras el desastre piden perdón y con eso piensan que ya está todo arreglado. Es cierto que continúa tercero, pero por sus propios fallos no tiene la plaza clara, que viendo cómo es esta liga, una de las más mediocres que uno recuerda, si el Valencia fuera de verdad, y no de broma como es, uno de los grandes, no estaría a 12 puntos del Real Madrid y a 7 del Barcelona, estaría con ellos en lo más alto de la tabla. Ha regalado demasiados puntos contra rivales en teoría, sólo en teoría, más flojos. La grada ha dicho ya está bien. Quiere que su equipo gane y además convenza. Pañuelos y pitos por lo tanto más que justificados.

El jueves copa

El próximo jueves cuartos de final de Copa del Rey. Valencia y Levante se verán las caras en Mestalla en el primero de los envites, el segundo en el Ciutat de Valencia. Los dos llegan tras sendas derrotas en liga. El conjunto azulgrana tras un inicio sobresaliente parece que ha bajado un poco el listón. Continúa cuarto en la clasificación, pero lleva muchos encuentros sin conocer la victoria. La copa todos sabemos que no tiene nada que ver con la liga y además es un derbi lo que hace todavía más interesante la eliminatoria, que sin duda se presenta interesante.