Aunque todavía vaga por Buñol como alma en pena, hay que hablar abiertamente de Fanis en pasado. No pasa nada, que a estas alturas lo hacen casi todos en el vestuario y en el club, donde no quieren alargar más la agonía. Al griego solo se le puede sacar ya una invitación para su cena de despedida (si tiene a bien celebrarla), como ayer le reclamaba uno de los utilleros; hace tiempo que estaba empecinado en llevar la contraria a su notable palmarés y a la dinámica hospitalaria y dicharachera del grupo. Entre sus problemas familiares (que sí los hay, y de calado) y sus poquísimas ganas de integrarse (ha aprendido el castellano justito), a los amantes de la historia granota solo les quedará el gol de la previa europea para recordarle. Adiós, Gekas.