Soler

Celebro que lo hayan descubierto ahora los obtusos centralistas que administran los salvoconductos de buen futbolista. Hace fácil lo imposible. Es jugador de videojuego

Joan Carles Martí ok

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Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

Hay futbolistas para todos los gustos. Finos, rocosos, hábiles, individualistas, comprometidos, asistenciales, estáticos, todoterrenos e incluso algunos con talento. Los menos, para qué vamos a engañarnos. Carlos Soler es uno de esos, una versión 5G de Fernando, Xavi e Iniesta, un bailarín en el verde. Con el balón pegado a sus pies, inspecciona el área rival en décimas de segundo para adelantar una jugada de ataque. Con la cara siempre levantada a modo de parabólica hace fácil lo imposible. Es un futbolista de videojuego. 

Celebro que lo hayan descubierto ahora los obtusos centralistas que administran los salvoconductos de buen futbolista. No soy celoso, pero hace tiempo que lo disfrutamos, y lo que te rondaré morena, en Mestalla, donde más y mejor maltratamos a los de casa. Ya lo he contado varias veces, tengo un pesado dos filas detrás que siempre insulta a Gayà y Carlos Soler, además en vernáculo. Un pirotécnico de mecha mojada, no es el único por desgracia.

El primero que me habló de Soler hace varias temporadas fue uno de los mejores ojeadores que conozco, Pep Serer. Lo tenía tan analizado que me provocó la curiosidad. Excelente control con ambos pies, bien de cabeza, juego exterior e interior, aceptable fútbol combinativo, magnífica llegada desde atrás y gol, mucho gol. El ‘doctor-pescador’ del Camp de Morvedre se equivoca poco cuando ve un futbolista. Igual que Pep Claramunt en aquellos memorables y escuetos informes de la escuela: «bo», «té cosetes» y «no val».

Tampoco soy rencoroso, así que he pasado página del feo de Lim a Soler la temporada pasada. El tiempo pone a cada uno en su sitio y el ‘10’ blanquinegro lleva estela de figura, mientras el actual propietario será un punto negro en la historia centenaria del club. Lo mejor de todo es que el centrocampista dispone de una cabeza privilegiada con tan solo 24 años. Para hacerlo cortito, está mejor asesorado que Ferran Torres, y sé lo que digo.

Una vez le pregunté a uno de los pesos pesados del VCF del doblete quien era el mejor de aquel equipo que llegó a ser proclamado el mejor del mundo. «Vicente», dijo a la primera sin dudarlo. Llevaba razón, el de Benicalap fue el mejor de la temporada 2003/04, simplemente se salió. La lesión y sus secuelas nos privó de un futbolista de nivel mundial. Es lo único que me preocupa, porque del resto solo queda sentarse y disfrutar del ‘10’ Soler.