Opinión

¿Y a quién nos aferramos, Anil?

Meriton ni defiende a sus entrenadores ni cuida a sus aficionados ni le importan sus jugadores

El presidente del club, Anil Murthy, acude a la ciudad deportiva

El presidente del club, Anil Murthy, acude a la ciudad deportiva / JM LÓPEZ

Las palabras de Anil Murthy no hay por donde cogerlas. No se me van de la cabeza. Al valencianismo parece que tampoco. «En el contexto actual no creo que sea la mejor idea aferrarse a los jugadores», dijo. Y se quedó tan tranquilo. ¿Y a quién tiene que aferrarse el Valencia para salir del drama deportivo y económico que lo ha convertido en un equipo de media tabla? ¿A quién? ¿Dónde estaría el Valencia ahora si no fuera por los Gayà, Carlos Soler y compañía? ¿Habría venido Bryan Gil a un Valencia sin ellos? Los grandes jugadores atraen a los grandes jugadores y la triste realidad es que el Valencia cada vez tiene menos. Cada vez es más pequeño. Y el problema no es vender. El problema es que Meriton ha demostrado que no puede ni sabe ni quiere invertir en recambios de garantías. A lo que tendría que aferrarse el Valencia es a construir una estructura deportiva seria, a incorporar de una vez por todas a un director deportivo, a convencer a sus jugadores importantes y a crear un marco de trabajo favorable para su entrenador y su plantilla. Pero a estas alturas de la película queda claro que es imposible. Meriton ni defiende a sus entrenadores ni cuida a sus aficionados ni le importan sus jugadores. Le resbala la unión y así es imposible en fútbol y en todo. La historia se repite. Pasó con Javi Gracia y ahora con Bordalás. ¿Si el entrenador no cree porque piensa que la plantilla no le da, cómo van a creer los jugadores?