Opinión

Subidón de energía

La presión nunca es en balde, pero lo primero es que el Valencia de Gattuso siga conectando

Los jugadores del Valencia, celebrando un gol

Los jugadores del Valencia, celebrando un gol / Francisco Calabuig

Llámenlo fuerza, llámenlo energía, pero hay algo que no se puede negar y es que Mestalla tiene ganas de fútbol, de ver a su equipo, de que un espectador de la primera fila se abrace con Gattuso y de que las sensaciones endulcen lo que a estas alturas no deja de ser un octavo puesto en la clasificación. El Valencia crece a su ritmo, sobre todo en lo deportivo, y los problemas en las segundas partes son ahora la gran asignatura pendiente para dar un salto que no llega pero se ve venir. Y en lo institucional, aunque no sea suficiente, es otra cosa. Ya lo dijo Gayà, que con Layhoon y el míster las cosas van mejor y eso es algo innegable. Tan cierto como se sabía imposible mantener el nivel de tensión contra Meriton lo es también que a Lim le ha importado más bien poco. Se llevó por delante a Murthy después de los audios, eso es indudable, pero desde entonces ha seguido pico-pala. Hizo el equipo que quiso, llamó a sus lugartenientes a Singapur y empezó una ronda de renovaciones que no ha acabado y en la que hay quien ve un punto de inflexión de cara a lo que tiene que pasar. A saber, que en el estadio más pronto que tarde se retomarán las obras y que ya se verá si las ofertas que le han llegado hasta ahora para comprarle las acciones y por las que no se ha inmutado siguen al alza en vez de al contrario. Vaya por delante que nada de lo que ha ocurrido hasta ahora es suficiente, pero que es para bien, también porque para peor era imposible. Y sí, lo último que habría que hacer es bajar la guardia, porque la presión nunca es balde y de lo que se trata a fin de cuentas es de que el Valencia reconecte y genere ilusión de la de verdad.

Eterno groguet

Hay muchas personas que saben de fútbol pero muy pocas que lo entiendan. Llaneza, como escribe el histórico Lendoiro este sábado en una tribuna libre, era de las segundas. Habría que añadir, incluso, que él era el fútbol. Uno de los últimos grandes hombres del balompié español, de esos que añorarán también quienes no lo conocían. Historia viva del fútbol patrio y en especial del valenciano, donde de la mano de los Roig fue el gran artífice del milagro del Villarreal.

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