Historia del Levante

La de Pedro Catalán fue una de las primeras cabezas que pensó en el club granota como es hoy en día

Pedro Catalán, en su despacho

Pedro Catalán, en su despacho / FERRAN MONTENEGRO

Rafa Marín

Rafa Marín

El mejor Levante UD de la historia nunca habría sido posible sin la figura de Pedro Catalán, uno de sus directivos más importantes y decisivos. Y es que la del padre del actual presidente fue una de las primeras cabezas en pensar el club granota tal y como es hoy en día. Colaborador estrecho y asesor íntimo de Quico, la etapa dorada que arrancó en 2009 lleva en muchas cosas su firma. La de alguien inteligente y razonable, con peso específico, templanza y magnífico contrapeso de opiniones a nivel interno en momentos tan relevantes como la negociación afortunadamente frustrada con Sarver. Un granota de los pies a la cabeza que aparece en esa foto del ascenso del 63 con un gesto que lo dice todo del sentimiento que corría por sus venas. Después de más de una década plantándole cara al cáncer, su muerte en la madrugada del martes al miércoles supone una pérdida irreparable para el mundo levantinista. También para el fútbol español y muy en especial para el valenciano.

Representantes de ambos le rindieron honores ayer y volverán a hacerlo hoy en la última despedida. Como figura clave por sus conocimientos en hitos tan trascendentes como son la reforma de Orriols o la futura Ciudad Deportiva de Nazaret, junto a sus compañeros de la directiva Luis Calero, Miguel Ángel Ruiz y Paco Fenollosa, los más veteranos, fue condecorado en diciembre con el Premio SUPER 2022 a la trayectoria deportiva. Un acto al que desgraciadamente ya no pudo acudir por culpa del avance de la enfermedad. Así que valga aquel aplauso del auditorio que no pudo escuchar en directo y las palabras que le dedicó su hijo como despedida. Emoción a flor de piel como la que él emanaba en cada charla o acto oficial en el que se requería su presencia. En especial en el que se le dedicó a nuestro compañero Ismael Algarra, con el que compartió médico y confidencias y quien merecidamente lo homenajea en nuestras páginas. Haciendo honor al lema de «un pasado para honrar, un futuro por conquistar», no hay duda de que en la memoria del levantinismo, que ya se despidió en 2020 de otro directivo histórico como Ramón Vilar, siempre seguirá presente.

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