Nunca a toda costa

Si España organiza un Mundial, vale que hay que estar. Pero no a cambio de cualquier cosa

Catalá y Juan Carlos Caballero

Catalá y Juan Carlos Caballero

Rafa Marín

Rafa Marín

Una ciudad como València no puede dejar de ser sede de un Mundial de fútbol que organice España. La alcaldesa tiene ahí toda la razón. Pero lo que no puede tampoco una ciudad como València es tragar con todo a siete largos años vista. Menos aún por un par de partidos que para más inri difícilmente coincidirán con las semifinales y mucho menos con la final, suponiendo que la candidatura conjunta con Portugal y Marruecos sale adelante.

Aunque los que sostienen que la solución para que Lim se largue pasa por regalarle los ciento y pico de millones de la recalificación es posible que estén en lo cierto, eso no significa en absoluto que las acciones no puedan tener salida ahora mismo. Pueden hacerlo y sin necesidad de acceder al chantaje de un hipotético Campeonato del Mundo para el que en el peor de los casos podría optar el Mestalla actual (si es que se mantiene en pie). Después de una década de reiterados incumplimientos, y con una demanda contra la Generalitat en curso, una cosa es que el estadio urja y otra que tenga que quemarle a nadie en las manos.

En especial a los responsables públicos que a su vuelta a las instituciones se lo han encontrado tal cual lo dejaron hace ocho años. Es a la justicia a la que le tocaría, llegado el caso, dictaminar si es ilegal firmar un nuevo convenio. Pero de lo que no hay duda es de que es del todo inmoral. Y es que Lim debe estar salivando a distancia porque entre la ayuda urbanística que se viene y el préstamo de CVC al final va a tener lo que quiere. Continuará haciendo y deshaciendo sin invertir un euro, limitándose a pedir créditos y a capitalizar los suyos cada vez que al club vuelva a no llegarle la camisa al cuello para pagar.

Soluciones

No es a pedir perdón sino a presentar soluciones a lo que Quico tiene que ir esta tarde a un Patronato al que más le vale tomárselo en serio. Soluciones que puede aportar él o dejar a otros que las aporten, pero soluciones que hacen falta en un momento en el que la soga económica condena a decisiones complicadas de asimilar, sobre todo la continuidad de Calleja y un Miñambres que sigue atando fichajes.

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