Escribir cien veces ‘Lim ite domum’

La sátira de los Monty Python, además de insuperable, pone ante el espejo la cruda realidad entre el poder y el derecho a la pataleta

Protesta de aficionados del Valencia contra Peter Lim

Protesta de aficionados del Valencia contra Peter Lim / Eduardo Ripoll

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

La nostalgia es el peor enemigo del futbol. El victimismo viene después. Construir el relato sobre que cualquier plantilla pasada fue mejor o sobre el obligatorio ‘Lim go home’, entretiene hasta que la pelota empieza a rodar, porque con el curso recién empezado solo valen los puntos, los tuyos y los que no hagan tus inmediatos rivales. Que en el caso del Valencia son ahora el Getafe, Almería, Granada, Las Palmas y Alavés. La realidad es esa por mucha enciclopedia mestallista que se intente escribir o la nueva campaña de movilizaciones contra Meriton.

Hay una escena de ‘La vida de Brian’ que resume el calvario actual del valencianismo bajo la dictadura de Lim. Cuando Brian (Graham Chapman) aspira a entrar en el revolucionario Frente Popular de Judea, debe hacer una pintada antirromana en la pared del palacio de Poncio Pilato en Jerusalén. Nada más terminarla es descubierto por un centurión (John Cleese). «¿Qué has escrito?», le riñe el oficial del ejército romano. Romanes eunt domus «¿Gente llamada romanos ir la casa?». Entonces obliga a Brian a recordar la forma correcta de la declinación del latín como si fuera un colegial gamberro. «Ahora -dice Cleese cuando conjuga la forma correcta Romani ite domum- escríbelo 100 veces… Si no está escrito al amanecer, te corto los cojones». Brian lo hace y se convierte en un héroe.

En las escenas siguientes aparecen varios soldados romanos borrando el grafiti. La sátira de los Monty Python, además de insuperable, pone ante el espejo la cruda realidad entre el poder y el derecho a la pataleta. Y en esas está el valencianismo desde hace años, escribiendo, coreando y blandiendo carteles amarillos por tierra, mar y aire para que se vaya el máximo accionista, pero no hay manera.

El once de anoche en el Pizjuán, más allá del resultado, no invita a ningún optimismo. Baraja sabía donde se metía, así que nada vale su discurso mientras siga colaborando en la devaluación del club. El Valencia se juega el campeonato fuera de Mestalla. Si como parece la alcaldesa Catalá y el presidente Mazón son conscientes de la magnitud de la tragedia, solo tienen que convencer y ofrecer garantías a Goirigolzarri para que aplique los protocolos financieros de salida de Meriton y la entrada de nuevos avalistas para el crédito pendiente. No hay otra.

Mientras tanto, uno de los máximos defensores de Lim, digo de Javier Tebas, sigue en su empeño de cargarse el prestigio de la liga, no solo con el despropósito de horarios, sino en su cerrada defensa del duopolio Barça-Madrid. A años luz de los campeonatos ingleses e italianos, el rearme de la Bundesliga y la Ligue 1 francesa, empequeñece cada curso un campeonato doméstico que va perdiendo a la carrera también a los abonados televisivos, el becerro de oro.

La divertida canción ‘Always look on the bright side of life’ cierra ‘La vida de Brian’. Pues eso, hay que mirar el lado brillante de la vida, ser del Valencia sigue siendo más entretenido, fuera del campo.

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